lunes, 15 de octubre de 2012

PATENTE DE CORSO - MEZCLADO, NO AGITADO



Mezclado, no agitado
ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 01/10/2012


En octubre de 1964, cuando yo estaba a punto de cumplir trece años, un hermano marista al que apodábamos Dumbo me sorprendió en un pasillo leyendo Goldfinger. El delito era doble: no estaba dentro del aula, y esa novela era para adultos. Eso dio lugar a que mi padre fuera convocado para notificarle que el libro quedaba confiscado y que yo había cometido una doble falta: ausentarme de clase y leer novelas inadecuadas. Pero mi padre estuvo a la altura de las circunstancias. Con mucha calma le dijo a Dumbo que yo asumiría el castigo que el reglamento del colegio estableciese; pero que dos cosas debían quedar claras. Una, que la novela era suya y se la llevaba. Otra, que era él quien decidía sobre lo adecuado en las lecturas de su hijo; y que yo también leyera novelas de James Bond le parecía adecuadísimo, pues eran muy entretenidas, estaban bien escritas y estimulaban la imaginación. Así que, en cuanto regresáramos a casa y yo hiciera los deberes, me devolvería el libro para que acabase de leerlo. Y así fue como ocurrió.

Tengo ese mismo ejemplar a la vista mientras tecleo estas líneas. Esa primera edición de Goldfinger y otra de Operación Trueno del año 66 son las dos únicas novelas de la serie escrita por Ian Fleming que, procedentes de la biblioteca de mi padre, conservo todavía. Las otras murieron por el camino, deshechas de ser leídas y releídas, prestadas a amigos que nunca las devolvieron u olvidadas en cualquier sitio, como suele ocurrir con esa clase de libros en formato de bolsillo, editados en un papel que amarillea y resiste mal el paso del tiempo. Hace unos años, deseando tenerlas de nuevo, compré las catorce novelas de la serie, en edición moderna, y releí algunos títulos disfrutándolos mucho; confirmando por qué a mi padre, que sobre todo era lector de literatura e historia navales, le gustaban las novelas de Ian Fleming tanto como las de otro autor policíaco y de espionaje que también conocí a través de él: Eric Ambler, el autor de La máscara de Dimitrios -extraordinaria película, por cierto- cuyas novelas también procuro recuperar en librerías de viejo y reediciones modernas -con Agatha Christie y otros autores de novela negra ya lo conseguí hace tiempo-, en un intento por reconstruir en lo posible esa parte amena y pintoresca, más caduca, ligera y de difícil conservación, de la biblioteca paterna.

Hoy les cuento eso porque este año se cumplen sesenta desde que Ian Fleming escribió su primera novela sobre James Bond, y no quiero que pase la fecha sin dedicarle un guiño de homenaje. En mi temprana juventud lectora pasé estupendos ratos leyendo sus novelas -incluso antes de tener edad para ver en el cine las películas rodadas sobre éstas-, y malvados como Auric Goldfinger, Emilio Largo o Le Chiffre ocuparon mi imaginación con la misma intensidad que Rupert de Hentzau, Rochefort o Javert; nunca hubo una secretaria eficaz que no me recordase a miss Moneypenny, ni bebí un martini -mezclado, no agitado es una incorrecta traducción de shaken, not stirred- sin recordar al agente 007. Por supuesto, he visto las veintidós películas hechas sobre el personaje, incluidas las mediocres interpretaciones de George Lazenby, Timothy Dalton y Pierce Brosnan, la guasona y divertida encarnación de Roger Moore, y la contundente, casi perfecta, asunción del personaje por el pétreo Daniel Craig. Sin embargo, cada cual es hijo de su tiempo, sus lecturas y su cine. O su tele. Así que comprendan ustedes que, en mi imaginación, James Bond tenga los rasgos indelebles de Sean Connery, del mismo modo que las palabras chica Bond irán siempre unidas, en mi memoria pavloviana, a la espléndida y húmeda imagen de Úrsula Andress saliendo del mar con bikini blanco y cuchillo al cinto en 007 contra el doctor No.

Y oigan. Me importa un pimiento frito que estudios de perspectiva diversa, incluido feminismo radical, etiqueten a James Bond como sexista, snob, asesino, sádico y vulgar. La literatura, buena, mediocre o mala, profunda, de entretenimiento, o la que combina sin complejos todos los niveles posibles, no tiene obligación moral alguna: cuenta mundos, narra miradas, registra recorridos en los diferentes estratos y situaciones que la vida, y los libros que la exploran, despliegan ante los ojos del lector. Y estoy convencido de que, en ese territorio sin reglas ni cánones absolutos, tan útil o interesante puede ser una conversación entre Hans Castorp y Settembrini en La Montaña mágica como los silencios del capitán MacWhirr en Tifón, la muerte de Porthos en el Bragelonne o la tortura de que es objeto Bond, desnudo y atado a una silla, en Casino Royale. Por eso saludo a ese sexagenario 007 como lo que soy: un viejo lector agradecido.  

Fuente:

jueves, 11 de octubre de 2012

EL HAMBRE - MIGUEL HERNANDEZ


El hambre

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.

Miguel  Hernandez.

viernes, 14 de septiembre de 2012

VASILI GROSSMAN Y SU DESPIADADO TIEMPO




Antony Beevor edita los cuadernos de la II Guerra Mundial del escritor ruso


"En los campos de trabajo de Polonia, las SS actuaban como si se tratara de cultivar coliflores o patatas", escribió Vasili Grossman (Berdichev, 1905-Moscú, 1964) en su artículo El infierno de Treblinka,publicado en noviembre de 1944 y que luego fue citado en el Tribunal de Núremberg. Poco antes había anotado que "sobriedad, tesón y una limpieza extremada son buenas cualidades típicas de muchos alemanes". Lo que venía después era una descripción exacta, que pone los pelos de punta, de cómo funcionó la maquinaria de destrucción del campo de Treblinka.

Vasili Grossman había llegado allí junto a las tropas soviéticas en julio de ese mismo año. "Su reconstrucción fue tan precisa, con tal lujo de detalles y tan minuciosa porque pudo estar presente en los interrogatorios que hicieron los oficiales rusos a cuantos habían sobrevivido, fueran víctimas o verdugos; con todo ese material pudo elaborar una descripción de primera mano de lo fue el horror", explica Antony Beevor, que acaba de publicar, junto a Luba Vinogradova, Un escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945(Crítica), la edición de los cuadernos de notas que el escritor ruso redactó durante la II Guerra Mundial mientras acompañaba al Ejército soviético. Beevor los descubrió cuando preparaba su libro sobre la batalla de Stalingrado en el Archivo Estatal Ruso de Literatura y Artes. "Nadie sabía que se habían conservado, ni cómo llegaron allí, ni cómo sobrevivieron a las pesquisas de la eficaz investigación de los servicios secretos de Stalin".

El texto sobre Treblinka lo elaboró Grossman a partir de las notas de sus cuadernos. Los empezó el 5 de agosto de 1941 cuando partió hacia el frente por orden del general David Ortenberg, director de Estrella Roja, el periódico oficial del Ejército Rojo que era también leído con avidez por la población civil. No tarda en contar de la fiereza de los alemanes cuando atacan borrachos, de las bombas que lanzan los Junkers, del pavor que se desencadena cuando se escucha la presencia de los Messerschmidts. Apunta: "La imagen de Gomel ardiendo en los ojos de una vaca herida" y también que "un piloto escapó atravesando las líneas enemigas en ropa interior, sin soltar su revólver", o que el cohete que se le escapó a un joven recluta "alcanzó al jefe del Estado Mayor en el trasero". Su balance pocos días después de ver lo que ocurre en primera línea es rotundo: "¡Sí, ha comenzado un tiempo despiadado, un tiempo de plomo!".

"Lo más interesante de las notas de Grossman es su capacidad para contar un sinfín de detalles relacionados con los individuos", explica Beevor. "No sabía gran cosa de ciencia militar y tuvo que ponerse a estudiar sobre estrategia y sobre armamento y tecnología, pero lo más revelador es siempre su capacidad de reflejar la vida del frente. No era uno de esos periodistas que cubren la guerra desde un hotel y transmiten las notas oficiales de los comisarios. Iba con las tropas y supo crear un clima de confianza tal que tanto soldados como oficiales le contaban lo que padecían con todo detalle. Él no tomaba notas cuando le hablaban, lo que suele intimidar. Escuchaba y luego escribía en sus cuadernos. Lo que cuenta es verdad, pero seguramente no se corresponde palabra a palabra con lo que le dijeron".
- Vasili Grossman -
Cuando la temible Wehrmacht, el Ejército de Hitler, invadió Rusia el 22 de junio de 1941, Vasili Grossman se presentó inmediatamente para alistarse como voluntario en las tropas soviéticas. Tenía 35 años, pero lo consideraron inútil para cualquier tarea militar. Había nacido en la ciudad ucrania de Berdichev, en el seno de una familia judía. Sus padres se separaron, así que vivió una infancia que lo llevó de un lado a otro. Estudió química, se casó y tuvo una hija, se separó. Trabajó como ingeniero en una mina. Lo dejó pronto para dedicarse a escribir. Publicó dos novelas siguiendo los patrones del realismo socialista y uno de sus cuentos fue elogiado por Bulgakov y Gorki, dos de los grandes referentes de la literatura rusa de entonces.

La posibilidad de cubrir lo que ocurría en el Ejército Rojo para publicarlo en su periódico oficial lo salvó de la crisis en que la que cayó cuando lo rechazaron como combatiente. Así que salió para el Frente Central. Vivió el bombardeo de Gomel, la larga huida de Orel cuando se acercaron las tropas alemanas, el cerco de Kiev, el frente de Briansk. Estuvo con el 50º Ejército, que mandaba un general que había estado en la Guerra Civil española: "Petrov grita palabras españolas que suenan fuera de lugar aquí, bajo este cielo de otoño, sobre este suelo húmedo", anotó en sus cuadernos.

- Anthony Beevor - 

  "Son muy pequeños", dice Antony Beevor, "llenos de apuntes escritos con una letra menuda. Cuando Luba y yo los descubrimos, quedamos fascinados por la cantidad de información que contienen sobre lo que ocurrió en el frente, sobre cómo vivieron la guerra quienes la hicieron y quienes la padecieron. A las autoridades soviéticas les interesaba que fueran escritores, y no sólo periodistas, los que informaran sobre lo que ocurría en los campos de batalla. Enviaron a Grossman, a Ehrenburg, a Simonov... Hay muchas similitudes entre los que cubrían la guerra entonces y los que lo hacen ahora. Hay también diferencias: hoy es más fácil escabullirse de la censura gracias a las nuevas tecnologías. Entonces la información no era instantánea, tardaban unas semanas en aparecer los textos, había más tiempo para elaborarlos".

"Stalingrado ha ardido. Tendría que escribir mucho para describirlo. Stalingrado ha sido incendiada. Stalingrado está en cenizas. Está muerta. La gente está en los sótanos. Todo ha ardido", escribió Grossman cuando le tocó contar que "la guerra ha llegado al Volga". Corría el año 1942 y muchas de las notas que tomó entonces le sirvieron para construir sus novelas, como la célebre Vida y destino, que pasa por ser una de las piezas más brillantes sobre el estalinismo.

"Con el paso del tiempo, aquel hombre desgarbado que había sido rechazado como soldado se convirtió en un tipo fornido, que aguantó todas las penalidades de la guerra y en el que coincidían, cosa muy rara, la valentía física con la valentía moral", comenta Beevor. "Contó cuanto había visto, incluso la violencia y la brutalidad con la que trataron los soldados soviéticos a las mujeres alemanas en su avance hacia Berlín. Fueron tan salvajes algunas violaciones que algunas notas, que finalmente no se han incluido, eran pura pornografía y ofensivas para cualquier mujer".



El observador meticuloso e implacable

Fragmentos de los apuntes de Vasili Grossman, que Antony Beevor y Luba Vinogradova han editado en Un escritor en guerra (Crítica).

- En el frente de Briansk (1941). "El interrogatorio de un traidor en un pequeño prado, un día de otoño tranquilo y claro, con un sol suave y agradable. Lleva barba crecida y viste un abrigo raído marrón rojizo y una gran gorra de campesino. Desertó hace varios días y fue capturado la noche pasada en la primera línea, cuando trataba de regresar a nuestra retaguardia vistiendo esa ropa campesina que parece sacada del vestuario de una ópera. Los alemanes lo habían comprado por 100 marcos. Volvía para localizar cuarteles generales y aeródromos. 'Pero si sólo fueron 100 marcos', dice arrastrando las palabras. Piensa que la modestia de esa suma podría hacer que lo perdonaran".

- En Stalingrado (1942). Testimonio del francotirador Anatoli Ivanovich Chejov:
"Cuando recibí el fusil no podía ni pensar en matar a un ser humano: un alemán estuvo allí durante unos cuatro minutos, hablando, y le dejé ir. Cuando maté al primero, cayó inmediatamente. Otro corrió y se inclinó sobre el muerto, y lo tumbé también... Cuando maté por primera vez me eché a temblar: ¡Aquel hombre sólo iba a conseguir algo de agua! Sentí miedo: ¡Había matado a una persona! Entonces recordé a nuestro pueblo y comencé a matarlos sin piedad".

"Cuando uno entra en un búnker y en las oficinas subterráneas de los oficiales y soldados, siente de nuevo un ardiente deseo de retener en la memoria los notables rasgos de esa vida tan peculiar. Las lámparas y la chimenea hechas a partir de vainas de artillería, tazas hechas con sus culotes junto a los vasos de cristal sobre las mesas. Y un volumen de Shakespeare en la oficina subterránea del general Gurov... Toda esa vida cotidiana son apacibles cosas hogareñas rescatadas de los edificios incendiados".

- El campo de concentración de Treblinka (1944). "Sabemos de la muerte por hambre, de la gente hinchada a la que llevaban en carretillas al otro lado del alambre de espino y la fusilaban. Conocemos las increíbles orgías de los alemanes, cómo violaban a las chicas y las mataban inmediatamente después, cómo un alemán borracho le cortó los pechos a una mujer con un cuchillo, cómo arrojaban a la gente desde una ventana a seis metros del suelo, cómo una compañía borracha sacaba por la noche de los barracones entre 10 y 15 prisioneros para practicar diferentes formas de asesinato, sin prisa, disparando a los hombres condenados en el corazón, en la nuca, en un ojo, en la boca, en la sien...".

- Camino de Berlín (1945). "A las mujeres alemanas les están sucediendo cosas horrorosas. Un alemán educado cuya mujer ha recibido 'nuevos visitantes' [soldados del Ejército Rojo] explica con gestos expresivos y palabras rusas entrecortadas que ha sido violada hoy por 10 hombres. La señora está presente".


  • Nº de páginas: 496 págs.
  • Editorial: PLANETA
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • ISBN: 9788408004219
  • Año edicón: 2012
  • Plaza de edición: BARCELONA
  • Pvp: 9´95€

Vasili Grossman, el autor de Vida y destino, una de las más grandes novelas del siglo XX, acompañó al ejército soviético en la segunda guerra mundial como corresponsal de "Estrella Roja". Al margen de lo que escribía para el periódico, Grossman dejó registradas sus experiencias en unos cuadernos, que se han mantenido inéditos hasta hoy, donde cuenta sincerament lo que vio en las calles de Stalingrado, en la batalla de Kursk, en la reconquista de Ucrania o en el avance del Ejército Rojo Alemania adentro, con los horrores de Treblinka o las escenas cotidianas de saqueos y violaciones. "A veces, escribe, te trastorna tanto lo que has visto que se te acelera el corazón y sabes que la terrible imagen que acabas de ver pesrá sobre tu alma toda tu vida". Antony Beevor ha transcrito estos cuadernos de Grossman, combinándolos con sus artículos, sus cartas y otros materiales para componer con todo ello un relato de dimensiones épicas que tal vez sea el más dramático y revelador testimonio de lo que fue realmente la mayor guerra de todos los tiempos.

Fuentes:

http://elpais.com/diario/2006/09/11/cultura/1157925601_850215.html

EL HORROR SIN LIMITES

Los prisioneros eran ganado humano
El Ejército japonés practicó el canibalismo como “una estrategia militar organizada” al final de la II Guerra Mundial, concluye Antony Beevor en su último libro.

 Madrid 13 SEP 2012 - 01:33 CET  publicado en el diario El País.



La II Guerra Mundial todavía esconde secretos. Durante la investigación de su nuevo libro, una historia global del conflicto que publicará la semana que viene en España la editorial Pasado y Presente, el prestigioso historiador Antony Beevor se topó con una desagradable sorpresa. El Ejército estadounidense y el australiano prefirieron no divulgar una atrocidad japonesa al final del conflicto: el canibalismo y el uso de prisioneros de guerra como “ganado humano”, que eran mantenidos con vida solo para ser asesinados de uno en uno con el objetivo de ser devorados. Esta salvajada formó parte, según los datos recogidos por el escritor británico, de “una estrategia militar sistemática y organizada”.

“Las autoridades aliadas, comprensiblemente, por temor al horror que esto podría causar en las familias de aquellos que murieron en campos de prisioneros, decidieron ocultar los hechos totalmente”, explica por correo electrónico Beevor, que se encuentra promocionando en Australia su libro, publicado en junio en inglés. “Por ese motivo, el canibalismo no formó parte de los delitos juzgados en el Tribunal de Crímenes de Guerra de Tokio de 1946”.

Como sucedió con el resto de sus libros anteriores, la búsqueda de nuevas fuentes y documentos produce sus frutos. Hasta ahora, este historiador británico, que encontró un filón en los archivos soviéticos que comenzaron a abrirse tras la perestroika, había hecho minuciosas descripciones de las batallas de Stalingrado, Berlín, Creta y el desembarco de Normandía (todos ellos publicados en España por Crítica, todos ellos best sellers). En La II Guerra Mundial, un volumen de más de 1.200 páginas, traza un relato global del conflicto, que no empieza con la invasión de Polonia, sino un mes antes y en el otro lado del mundo, en agosto de 1939, en el río Khalkin-Gol. Aquella batalla en la que el Ejército Rojo derrotó a los japoneses en Manchuria demostró que Zukhov era uno de los grandes generales soviéticos y significó una gran lección para Tokio, que abandonó su intención de abrir un segundo frente en Siberia. Si Stalin hubiese tenido que proteger su retaguardia en Extremo Oriente, el conflicto hubiese sido muy diferente. 

 

La II Guerra Mundial es una fuente infinita de historias y horrores y Beevor rescata muchas en este volumen, desde cómo los nacionalistas chinos sobornaron a las tríadas de Hong Kong para evitar matanzas de extranjeros hasta la guerra bacteriológica en Italia. Tras el desembarco aliado, los nazis inundaron grandes extensiones de terreno en Pontino, introdujeron el mosquito anofeles y confiscaron la quinina. Unas 55.000 personas contrajeron la malaria al año siguiente.

En su historia sobre el final de la guerra en Asia, Némesis. La derrota de Japón 1944-1945, Max Hastings explica que los relatos de las atrocidades que sufrieron muchos prisioneros a manos de los japoneses fueron censurados para evitar que se produjese una espiral de venganzas. De los 132.134 prisioneros de Japón, murieron 35.756, un 27%. Tanto Hastings como Beevor describen todo tipo de crueldades contra prisioneros de guerra aliados, desde vivisecciones sin anestesia hasta palizas mortales o ejecuciones a bayonetazos, además de trabajos forzados. Sin embargo, el canibalismo organizado va más allá de lo imaginable.

“No fueron casos aislados: existió un patrón similar en todas las guarniciones de China y el Pacífico que se quedaron sin suministros por la Marina estadounidense”, explica Beevor, que visitará España a finales de mes y que estará en el Hay Festival de Segovia. No existen datos sobre el número de prisioneros que pudieron sufrir esa suerte, aunque sí que la mayoría de los casos ocurrieron al final del conflicto, en Nueva Guinea y Borneo. Las víctimas fueron locales y soldados papuenses, australianos, estadounidenses y prisioneros indios, que se negaron a combatir con los japoneses. “Los informes lo dejan muy claro: ‘No fueron incidentes aislados perpetrados por individuos o pequeños grupos en condiciones extremas”, explica Beevor, de 66 años, militar reconvertido en historiador.
 

La revelación del canibalismo en el Pacífico se suma al redescubrimiento de las violaciones masivas por parte del Ejército soviético en su avance por Alemania, que describió en Berlín. La caída, 1945. Existían muchos testimonios, incluso una de las obras fundamentales sobre la II Guerra Mundial, Una mujer en Berlín(Anagrama, 2005), lo relataba con una pavorosa mezcla de horror y resignación. Este libro, anónimo, había sido publicado en inglés en 1954. Pero esa atrocidad no entró a formar parte del acervo de conocimiento popular sobre el conflicto hasta que el ensayo se convirtió en un éxito de ventas.

Un profesor de la Universidad de Melbourne, Toshiyuki Tanaka, había descubierto en los años noventa documentos que describían casos de canibalismo, pero, según su versión, se trataba de una orgía de muerte de tropas fuera de control, algo similar a lo que ocurrió en circunstancias extremas en el sitio de Leningrado, donde 600.000 personas murieron de hambre o a manos de prisioneros rusos que no recibían ningún tipo de alimentos. Los documentos que ha encontrado Beevor describen algo muy diferente, una nueva vuelta de tuerca en el horror infinito de la II Guerra Mundial.



De la batalla de Creta a la caída de Berlín

  •  La historiografía de las grandes batallas es el frente en el que se ha fraguado el enorme prestigio de Antony Beevor (Londres, 1946), suma de rigor investigativo, calidad literaria y éxito de ventas (más de cinco millones de ejemplares vendidos en 30 idiomas). Con El día D. La batalla de Normandía (Crítica, 2009) cerró su monumental tríptico de la lucha contra el nazismo que completan Stalingrado (1998) y Berlín. La caída, 1945(2002). 

  • Este exmilitar que dejó las armas por la escritura es también el artífice de la completa La guerra civil española (2005). Beevor concluyó en su análisis que la raíz del estallido de violencia en España en 1936 fue el miedo. 


  • Otras obras sobre la convulsa Europa de la primera mitad del siglo XX son:La batalla de Creta y París después de la liberación: 1944-1949. 

  • En otro registro, menos maximalista, más literario, se mueve El misterio de Olga Chejova, de 2004. Describe la apasionante vida de esta actriz, sobrina de Chéjov, que huyó de la Revolución Rusa a Berlín para trabajar con los maestros del cine mudo hasta convertirse en una de las actrices favoritas de Hitler. 

Título: LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Autores: ANTONY BEEVOR

ISBN: 9788493986339

Publicación: SEPTIEMBRE 2012

PVP: 39 euros

Páginas: 1200
 
  
El libro definitivo sobre el acontecimiento más terrible y decisivo del siglo XX. La culminación de una carrera dedicada a la investigación y la narración históricas. Apoyándose en un descomunal trabajo de investigación y desplegando sus asombros recursos narrativos, Beevor nos muestra en este libro el inmenso escenario de una guerra que abarca desde el Altlántico Norte hasta el Pacífico Sur desde las nevadas estepas septentrionales a los áridos desiertos del norte de África; desde la jungla de Birmania hasta las fronteras de Europa oriental; desde los prisioneros del Gulag reclutados para los batallones de castigo hasta las indecibles crueldades de la guerra entre China Y Japón.

Fuentes:

viernes, 29 de junio de 2012

EL HEREJE - GLOSARIO


Buscando un par de palabras que se me escapaban entre el abrumadoramente rico vocabulario que despliega Miguel Delibes en la novela “El Hereje”,  por pura casualidad (si tal cosa es posible…) me he topado con esta especie de glosario de términos que analiza y aclara capitulo por capitulo las palabras y expresiones que probablemente mas se alejan de los usos  y costumbres, en lo que a vocabulario se refiere, actuales.

Me ha parecido muy interesante, y es una verdadera pena no haberlo encontrado antes, hace un mes cuando comenzamos a leer la novela, probablemente nos hubiese servido como guía de lectura. En cualquier caso y apelando a la intemporalidad de estos espacios de lectura virtuales, os lo dejo a continuación, con la intención de dejar testimonio del impresionante despliegue de vocabulario y dominio de la lengua que Delibes realizó en su última novela, así como la evidencia de la riqueza casi inabarcable que nuestro idioma posee, un tesoro cultural  que por desgracia nos empeñamos en degradar día a día…

Hagamos un pequeño experimento, podemos elegir un par de palabras de la lista, las que más os gusten o mejor os suenen y que no sean de uso popular actualmente e incorporarlas a nuestro vocabulario. Estoy seguro que encontraremos momentos en nuestras conversaciones diarias donde esas palabras encajaran como un guante, puede ser hasta divertido ver la cara que se le queda a nuestro interlocutor cuando escuche términos como “endechadera”,“Chisgarabís”,“escañil” o “correveidile”….

Con el deseo de que les agrade a vuesas mercedes…

“El hereje” de Miguel Delibes (1998)
Sinopsis: Cipriano Salcedo nace en 1517, el mismo año en el que Martín Lutero fija en la puerta de la iglesia de Wittenberg las noventa y cinco tesis contra las indulgencias papales, dando lugar con ello al cisma protestante. Su madre muere en el parto y por ello su padre lo odia, pero cuenta con el cariño de su nodriza, una joven madre soltera que ha perdido a su hijo. Consigue hacer fortuna y entra en contacto con las células del protestantismo que se infiltraban poco a poco en las España del siglo XVI, infiltración que fue cortada de raíz por la Inquisición..
-INDICE DEL GLOSARIO-
Preludio
Expresiones y vocabulario.
  • Bocana: boca del puerto, entrada del puerto.
  • Cuadernas de toldilla: las cuadernas son las "costillas" del barco, y la toldilla es una cubierta parcial que va desde el último palo del barco hasta la popa.
  • Pasamanos: listón que corona la barandilla.
  • Otear: observar desde un lugar alto.
  • Amura: parte del costado del barco donde empieza a estrecharse para formar la proa.
  • Estacha: cuerda para amarrar el barco.
  • Mesana: el palo que está situado más atrás (más cerca de popa) en un barco.
  • Guindola: pequeño andamio que se usa en los barcos.
  • Marmitón: ayudante de cocina.
  • Matutero: persona que se dedica a matutear, es decir, al contrabando.
  • Pese a la enemiga: pese a la oposición.
  • Calchona: una raza de caballo. Por el contexto parece ser también un tipo de carruaje, que probablemente se hacía tirar habitualmente por ese tipo de caballos.
  • Cofa: pequeña plataforma en la parte superior de un palo donde se coloca el vigía.
  • Celaje: conjunto de nubes.
  • Coy: hamaca que se usa de cama a bordo de los barcos.
  • Jarcia: cordaje de los barcos.
  • Tollo: escondite para cazadores desde donde acechan a sus piezas.
  • Viento terral: en el mar, el que viene de tierra.
  • Baldear: limpiar lanzando cubos de agua.
  • Bruza: cepillo de cerdas fuertes.
  • Lampazo: manojo de hilos de cuerda que se usa para secar la cubierta.
  • Imbornal: sumidero, agujero por donde se expulsa el agua.
  • Sollado: uno de los pisos inferiores del barco, donde suele estar el dormitorio comunitario.
  • Sentina: parte inferior e interior del barco, donde va a parar toda el agua que se filtra por el casco o que cae desde la cubierta.
  • Duneta: Otro nombre de la toldilla.
  • Puente: plataforma desde la que el oficial gobierna a los marineros.
  • Castillo: parte del barco entre el palo trinquete (el primero, el más cercano a proa) y la proa.
  • Quedo: callado, silencioso.
  • Borceguí: un tipo de botín.
  • Badana: piel ovina.
  • Práctico: oficial del puerto que se encarga de pilotar los barcos por dentro del mismo.
  • Ostial: bocana, entrada del puerto.
  • Charrúa: remolcador.
  • Defensa: elementos que se dejaban colgando por la borda del barco para evitar que tocase directamente contra el muelle u otras embarcaciones.
  • Bolardo: pieza metálica en el borde del muelle a la que se amarran las embarcaciones.

Expresiones y vocabulario.
  • Circuido: rodeado, circundado.
  • Ringlera: fila de cosas puestas en orden.
  • Pámpano: rama delgada y tierna que tiene la vid.
  • Tinto flaco: vino tinto sin fuerza, sin graduación.
  • Majuelo: viña, normalmente con cepas nuevas.
  • Vivo: rápido, ligero.
  • Loba: manto de paño que llega a los talones. Era ropa de colegiales o de autoridades.
  • Gorjal: parte de las vestiduras que rodea el cuello.
  • Luenga: forma antigua de "larga".
  • Almadiamiento: mareo.
  • Gonete: ropa femenina con faldas.
  • Verdugo: falda con armazón que se ponía debajo de la falda vista para ahuecarla.
  • Rutar: murmurar.
  • Por de pronto: de momento, por el momento, para empezar.
  • Salvar (un obstáculo): superarlo.
  • Falsete: puerta pequeña de una hoja para pasar de una habitación a otra.
  • Bolaño: bola de piedra que disparaban los cañones antiguos.
  • Reteso: esfuerzo, tirantez.
  • Rapaza: niña.
  • Mal de madre: depresión post-parto.
  • Barbero cirujano: los barberos ejercían también de sacamuelas y sangradores.
  • Triaca magna: compuesto farmacéutico con muchos componentes, entre ellos opio.
  • Esquilita: campanilla.
  • Monacillo: monaguillo.
  • Endechadera: plañidera, mujer que iba a los funerales a llorar a sueldo.
  • Capilla ardiente: arreglo de velas que se hace alrededor del muerto durante la noche que se le vela previamente al entierro.
  • Juro: pensión perpetua que se sacaba, por ejemplo, del rendimiento de un capital o de unas tierras.
  • Aranzadas: medida agraria que equivalía a 4472 metros cuadrados.
Notas culturales/sociales.
  • Alumbrados: secta que apareció en España en el siglo XVI. Según su doctrina, mediante la oración se llegaba a un estado tan perfecto, que entregados a Dios, no necesitaban practicar los sacramentos ni las buenas obras, y se sentían libres de pecado cualesquiera que fueran sus actos.
  • Cuando Delibes anota las palabras o los pensamientos de sus personajes, escribe tal y como ellos hablarían. Por eso cuando unas palabras corresponden a personajes de origen rural vemos que pone el artículo ante los nombres propios.

Expresiones y vocabulario.
  • Cuchitril: cuarto pequeño y desordenado o sucio.
  • Chiscón: habitación pequeña.
  • Enfaldo: falda o parte de un vestido que tiene forma de falda.
  • Tósigo: angustia o pena grande.
  • Vellón: lana que sale de esquilar un carnero u oveja.
  • Guía: caballería que encabeza un tiro.
  • Matadura: llaga.
  • Pericón: caballería que sirve para cualquier puesto del tiro.
  • Acémila: mula de carga.
  • Obligado: en este caso, persona que surte de algún producto a una población.
  • Varga: parte más pendiente de una cuesta.
  • Labrantín: labrador que tiene pocas propiedades.
  • Tabuco: chiscón, habitación pequeña.
  • El común: el pueblo, todos sus habitantes.
  • Zaragüelles: calzones largos y anchos. Son típicos de la huerta Valenciana, aunque antiguamente se usaban en muchos más sitios.
  • Trebejo: instrumento de trabajo, herramienta.
  • Perlesía: debilidad muscular, limitación en el movimiento de algún miembro del cuerpo.
  • Repasado: remendar, recoser.
  • Alholva: planta con flores.
  • Escañil: pequeño banco con respaldo.
  • Tajuelo: banquillo rústico de madera.
  • Guadamecí: cuero adornado con relieves.
  • Matalón: caballería flaca que siempre tiene mataduras.
  • Lunanco: caballería con una de sus patas traseras más larga que la otra.
  • Bacillar: viña nueva.
  • Agraz: verde, sin madurar o ácido.
  • Lebrillo: recipiente más ancho en la boca que en el fondo.
  • Barbecho: campo que se deja sin cultivar un año para que recupere los nutrientes.
  • De hito en hito: fijamente.
  • Por mor de: por causa de.
Notas culturales/sociales.
  • Los carreteros tenían fama de utilizar un vocabulario muy soez y lleno de blasfemias. También de darse desenfrenadamente a ciertos vicios, como por ejemplo el tabaco.
  • Wamba: es la única población española cuyo nombre comienza por "W". Fue el nombre de un rey visigodo (672-680) y se pronuncia "bamba".

Expresiones y vocabulario.
  • Bubas: pupas, tumorcillos que salen a causa de algunas enfermedades. Suelen salir en ingles, cuello y axilas.
  • Galopín: muchacho pobre y abandonado.
  • Una vez metido en harina: expresión que indica que, ya que se ha empezado a hacer algo, se termina o se sigue con más trabajos.
  • Servir para o hacer a un roto y a un descosido: ser capaz de desempeñar cualquier tarea.
  • Landre: buba.
  • ¡Agua va!: grito que se lanzaba antes de arrojar por la ventana el contenido de orinales y bacinillas. Normalmente no era agua, ni siquiera era todo líquido.
  • Ventosear: tirarse pedos.
  • Empinar el codo: tomar bebidas alcohólicas.
  • Hilero: corriente secundaria de una principal o señal que forma la dirección del agua en una corriente.
  • Como unas mialmas: expresión familiar de agrado.
  • Ya se anda: una vez más, Delibes reproduce el habla popular.
  • Alamar: fleco.
  • Puñete de lechuguilla: adorno en torno a la muñeca de las mangas de los vestidos con forma de lechuga.
  • Encalabrinar: hacer concebir falsas esperanzas.
  • Rijosidad: deseo sexual.
  • Putañero: cliente habitual de prostitutas.
  • Medroso: dependiendo del contexto, que tiene miedo de todo o que causa miedo en otros, impresionante. En este caso parece ser el primer significado.
  • Escrófula: hinchazón de los ganglios del cuello que suele preceder a la tuberculosis.
  • Hospital San Lázaro: debería ser "de San Lázaro", pero de nuevo reproduce el habla popular, que en muchos casos obvia esa preposición (voy a casa mis padres).
  • Guayaco: palo santo, árbol procedente de Sudamérica de madera muy dura.
  • Frazada: manta.
  • Ponedora: exponedora, persona que expone a otras para algún trato, alcahueta.
  • Como los chorros del oro: extremadamente limpio.
  • Alfoz: distrito que contiene varios pueblos y que se administran como uno.
  • Ejido: campo común de un pueblo que no se trabaja y se usa como punto de reunión de los ganados o como era.
  • Oler a chotuno: oler mal, oler a cabra.
  • Resumirse: envolverse, reducirse a algo.
  • Recordarse: forma rural de recordar, acordarse.
  • Taita: forma infantil para dirigirse al padre.

Expresiones y vocabulario.
  • Barzonear: vagabundear, caminar sin destino.
  • Enconado: encarnizado, tenaz en el odio.
  • Roncero: perezoso a la hora de cumplir órdenes.
  • Meterse en un berenjenal: meterse en un lío grande.
  • Bizarro: valiente.
  • Corrido: avergonzado.
  • Rolla: niñera.
  • Galera: carro grande de cuatro ruedas que se usaba para transportar personas.
  • Ordinario: conductor de un vehículo que hace un trayecto con un horario definido y por extensión, el vehículo que realiza ese trayecto.
  • Red de lía: red de cuerda fina de esparto.
  • Mano del almirez: un almirez es un mortero pequeño, un vaso en el que se machacan diferentes elementos para cocinar o para preparar productos farmacéuticos. La mano es el instrumento con el que se golpea lo que hay dentro del almirez.
  • Reconcomio: impaciencia, ansiedad.
  • Chiche: juguete infantil.
  • Muelle: cómodo, blando.
  • Ir algo a misa: no cuestionarse, tomarlo como verdad sin más.
  • Servilla: calzado ligero de suela muy fina.
  • Mogote: cuernos de los animales hasta que tienen más o menos un palmo, también se llama así a los abultamientos que aparecen antes de salir los cuernos.
Notas culturales/sociales.
  • Los comuneros de Castilla fue un grupo de artesanos y burgueses que se rebelaron contra el rey Carlos I y los privilegios de la nobleza castellana. La rebelión comenzó en Toledo, siguió por Segovia y con el tiempo se unieron muchas otras poblaciones. El rey estaba en Alemania, intentando ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano, y desatendía los asuntos de España, que dejó en manos de sus consejeros flamencos. Los comuneros intentaron la primera revolución burguesa, adelantándose doscientos cincuenta años a la francesa. Si hubieran triunfado, España hubiera sido una de las primeras monarquías parlamentarias.

Expresiones y vocabulario.
  • Aventar: expulsar. También significa llevarse algo el viento.
  • Moços: grafía antigua de mozos.
  • Trocha: camino estrecho de monte abierto en la maleza.
  • Tenería: lugar donde se curten las pieles. La palabra tiene el mismo origen que tanino, que viene de tan, la corteza de la encina que se usa para curtir las pieles.
  • Empeinoso: afectado por una enfermedad que pone la piel de la cara roja y áspera.
  • Castigadera: cuerda atada al badajo de la campana para hacerla sonar.
  • En rigor: en realidad, hablando estrictamente.
  • Espiritado: muy flaco, tanto que parece no tener ni espíritu.
  • Huesa: fosa para enterrar un cadáver.
  • Ya estáis marchando: las expresiones que comienzan con "ya estás/estáis" son una forma tajante de dar órdenes.
  • Pingüe: abundante.
  • Ejarbe: riada, estado del río cargado por las lluvias.

Expresiones y vocabulario.
  • Prieto: apretado.
  • Botijo: recipiente, generalmente de arcilla, que se usa para beber agua. Si es de arcilla, el agua se mantiene más fresca que el ambiente por evaporación sobre la superficie del botijo.
  • Celemín: medida de capacidad, equivalente a algo más de cuatro litros y medio. También se llamaba así a la superficie que se podía sembrar con un celemín de trigo.
  • Ya te puedes largar: forma de dar una orden con desdén.
  • Herido de una seca de pestilencia: con marcas de haber pasado la peste. Con la peste surgen erupciones cutáneas que más tarde, si se sobrevive, se secan.
  • Sisas del vino y del pan: impuesto que se cobraba sobre algunos géneros haciendo menor la medida que se servía.
  • Botica: farmacia.
  • Rezno: lleno de garrapatas.
  • Lazareto: hospital donde se llevaba a la gente que debía quedar aislada del resto, especialmente a los leprosos.
La herejía VII
Expresiones y vocabulario.
  • Llamarse (a) andana: desentenderse de una situación comprometida o que podría llegar a serlo.
  • Chiquilicuatro: hombre de poco provecho para los demás, entrometido y aprovechado.
  • Comer la sopa boba: vivir mantenido por otro. La sopa boba era una comida que se daba en las casa de beneficencia.
  • Chisgarabís: chiquilicuatro.
  • Aulaga: aliaga, planta espinosa de un metro de alto con flores pequeñas amarillas.
  • Redimir de contribuciones: liberar de ellas, exonerar. Uno de los muchos privilegios de la nobleza, sin importar el rango, era no pagar impuestos.
  • Roturar: labrar por primera vez un terreno.
  • Baldío: terreno que no rinde ni se cuida.
  • Pago: puede ser un pueblo o aldea y también una zona de tierras cultivables.
  • Herrada: cubo de madera con aros de hierro y más ancho en la base que en la boca.
  • Relej o releje: rodada, huella de las ruedas que queda en los terrenos blandos.
  • Canesú: pieza de la camisa que cubre la parte superior de la espalda y los hombros.
  • Zamarro: prenda de vestir hecha con piel con su pelo o lana. También significa hombre astuto, y también hombre rústico y tosco, por eso la ambigüedad del nombre de la tienda.
  • Avisado: prudente, experimentado.
  • Pelechar: nacerles el pelo o la pluma a los animales.
  • Trasojado: desmejorado, ojeroso.
  • Artero: astuto, aunque suele tener un tono peyorativo.
  • Perulero: el que fue a hacer fortuna al Perú.
  • Gañán: joven que trabaja en el campo.
  • Morisco: musulmán convertido al cristianismo para poder permanecer en España tras la expulsión por Fernando de Aragón.
  • Guardoso: puede ser mezquino o persona poco aficionada a vender sus bienes.
  • Telera: recinto hecho de estacas y palos cruzados para encerrar el ganado.
  • Galocha: calzado rústico de madera con refuerzos de hierro.
  • Escurrir el bulto: escaquearse, evitar el trabajo o el compromiso.
  • Aprisco: lugar donde se recoge el ganado para protegerlo de la intemperie.
  • Bogal: por el contexto, es algún tipo de planta.
  • Calvero: zona en medio de un bosque en la que no hay árboles.
  • Coso: plaza de toros.
  • Toba: piedra calcárea muy blanda.
  • Carmeñola: por el contexto, es algún tipo de gorro.
  • Saín: grasa del cuerpo, mancha de grasa que queda en sombreros y otras prendas por el roce con el cuerpo.
  • Coleto: chaleco de piel.
  • Collar de puntas: collar con pinchos o clavos que se pone a los perros.
  • ¿No será vuesa merced por un casual...?: Delibes vuelve a imitar el habla rústica e incluso incluye algún arcaísmo, para resaltar el efecto cómico del patán que quiere hacerse pasar por persona con educación.
  • Guarrearse: hacer guarrerías, copular.
  • No le echa la pata nadie: no le supera nadie. Aquí pata se refiere a pierna.
  • Majano: montón que se hace con las piedras que se retiran de los campos.
  • Hacer un monumento: forma irónica de decir que se amontonan muchas piedras.
  • Entrizar: meter en un sitio estrecho.
  • Insensiblemente: de forma que no se note.
  • Bardo: madriguera de conejos. Se suele llamar así a la que tiene varias entradas y está cubierta de maleza.
  • Bichero: el que se ocupa de los bichos, es decir, de los animales.
  • ¡Quiá!: ¡quita! ¡qué va! Expresión para negar algo con vehemencia.
  • Tardinero: lento.
  • Armar un estropicio: provocar un pequeño desastre. En este caso, el desastre sería para los conejos.
  • Cachazudo: lento, sosegado.
  • En agraz: antes de estar maduro.
  • En comandita: en grupo.
  • Sardón: encina achaparrada.
Notas culturales/sociales.
  • Pureza o limpieza de sangre: durante siglos, para poder ocupar un puesto en la Administración del Estado y para muchas otras cuestiones, era necesario demostrar la limpieza de sangre, es decir, que no se tenía antepasados musulmanes y, sobre todo, judíos. Se empezó a aplicar en Castilla en el siglo XV y se extendió rápidametne al resto de España. En 1522 se llegó a prohibir la concesión de títulos universitarios a los conversos o sus descendientes. En el siglo XIV las guerras de religión hicieron que estas pruebas adquirieran mucha importancia. Los nobles eran más vulnerables, porque de ellos sí existía un registro que permitía trazar su genealogía. Uno de los signos más claros de españolidad "sin mancha" era tener apellidos vascos, pues se les suponía directamente que no se habían mezclado con gentes de otros lugares y eran "cristianos viejos", en contraposición a los conversos o "cristianos nuevos". La exigencia de limpieza de sangre para ingresar en órdenes religiosas, la Administración o el Ejército duró hasta el siglo XIX. Todavía hoy, en las islas Baleares, se discrimina a los "chuetas", descendientes de judíos conversos, y se dice a los niños de las familias "cristianas" que no jueguen con los de las familias "chuetas", aunque ha desaparecido toda discriminación legal.

Expresiones y vocabulario.
  • Capillo: red que se coloca en las entradas de las madrigueras de los conejos para cazar con hurón:
  • Hura: agujero de la madriguera.
  • Zarabanda: cualquier actividad ruidosa.
  • Corta de los carboneros: tala de árboles para hacer carbón vegetal.
  • En mi edición pone "exacervar", supongo que por error tipográfico. Debería ser "exacerbar".
  • Petimetre: persona que se preocupa mucho por seguir la moda.
  • Zamarrear: sacudir, zarandear.
  • Meapilas: persona exageradamente devota.
  • Al desgaire: de forma descuidada.
  • Cachucha: un tipo de gorra.
  • Presea pinjante: joya colgante.
  • Lansquenete: mercenario, soldado alemán de fortuna que luchó del lado de los Habsburgo junto a los tercios españoles. La palabra deriva de Landsknecht.
  • Burato: manto transparente.
  • Regüeldo: eructo.
  • Clarete: vino rojo que no es tinto, sino bastante transparente y de color más tenue que el tinto.
  • Rifirrafe: pelea desordenada y sin muchas consecuencias.
  • Dar el pego: engañar, parecer lo que no es.

Expresiones y vocabulario.
  • Penco: caballo flaco.
  • Al decir de: según lo que dice...
  • Fruitivo: algo cuya posesión causa placer.
  • Hatajo: rebaño, grupo de reses.
  • Gayola: choza de palos colocados sobre árboles para los guardas de las viñas.
  • Cepón: cepa.
  • Espadaña: planta que crece en los pantanos o cursos de agua, de unos dos metros, con hojas en forma de espada y que en el extremo de su tallo forma una zona más gruesa que parece un cigarro.
  • Lubricán: crepúsculo.
  • Visaje: carota, gesto extraño de la cara.
  • Apeonar: caminar muy rápido.
  • Hocino: hoz pequeña.
  • Llamarse a la parte: reclamar participación en un asunto, reclamar ser parte de ese asunto.
  • Barragana: concubina.

Expresiones y vocabulario.
  • Cabezón: banda de tela que se colocaba como alzacuellos, rodeándo el cuello por completo.
  • Albar: variedad del pino.
  • Perdigón: macho de la perdiz.
  • Sayuela: funda para cubrir la jaula del perdigón.
  • Retaco: escopeta muy reforzada en la parte donde se produce la explosión.
  • Tollo: escondite de los cazadores.
  • Tanganillo: objeto que se pone para apoyar algo temporalmente.
  • Coreché: imitación del canto de la perdiz.
  • Baquetear: apretar con un palo o baqueta.
  • Borra: pelusa que se desprende de algunos tejidos, también se llama así a los restos de hilar.
  • Perdido: por el contexto es un terreno baldío.
  • Carrizo: planta que, entre otras cosas, se usaba para hacer escobas.
  • Roblizo: fuerte, recio y duro.
  • Rastrojo: parte de la planta del cereal que queda en el campo tras la cosecha.
  • Cembo: caballón, amontonamiento de tierra que se hace a lo largo de las orillas de un camino.
  • Relente: humedad de la noche.
  • Halda: falda, faldón.

Expresiones y vocabulario.
  • Decantado: refinado.
  • Creer a cierra ojos: creer a ojos cerrados, creer con fe ciega.
  • Débito (conyugal): obligación de los cónyuges de practicar el sexo para tener hijos según la Iglesia Católica.
  • Baldaquino: dosel de tela.
  • Acial: utensilio para inmovilizar animales mientras se les ponen herraduras, se les esquila o se les cura. Suele ser algún tipo de tenaza para sujetarlos por el labio, la oreja o el hocico.
  • Molicie: comodidad.
  • Aguardo: sitio donde el cazador espera a su pieza.
  • Empecatado: abandonado por Dios.
  • Curazgo: parroquia, térritorio que cae bajo la responsabilidad de la misma.
  • Boquifresco: caballería que saliva abundantemente y es obediente a la brida.
  • Estrellado: caballo con una estrella en la frente.
  • Remo: pata de los animales.
  • Albazano: marrón oscuro.
  • Piafar: dar el caballo pisotones con las patas delanteras.
  • Facundo: que tiene facilidad de palabra.
  • Pernil: jamón, pierna trasera de un animal.
  • Chancleta: zapatilla ligera sin cerrar por el talón.
  • Conventículo: reunión clandestina.
  • Cenáculo: reunión de personas de ideas afines.
  • Devanarse los sesos: pensar intensamente sobre algo.
  • Senectud: edad avanzada, ancianidad.
  • Dentona: de dientes grandes. Se suele llamar así también a aquellos a quienes les sobresalen de la boca.
  • Esparcido: alegre, divertido.
  • Atildado: elegante.
  • Cloqueo: voz de la gallina.
  • Paredaño: que está al otro lado de una pared.
  • Verdades de pata de banco: verdades obvias y fundamentales.
  • Preterición: omisión.
  • Torozos: no parece una palabra común, lo más parecido que han en los diccionarios es torozón, que significa inquietud.

Expresiones y vocabulario.
  • Capuz: vestidura larga y holgada con capucha.
  • Pigre: persona que desatiende sus obligaciones.
  • Barbilampiño: sin barba.
  • Producirse: expresarse de palabra.
  • Culto: rito, ceremonia religiosa.
  • Unción: aquí, santidad, comunicación con el Espíritu Santo.
  • Belfo: labio de los animales.
Notas culturales/sociales.
  • La Inquisición española, también llamada Santo Oficio, fue creada por los Reyes Católicos en 1478 para perseguir a los falsos conversos, en especial a los provenientes del judaísmo. Esta Inquisición sustituyó a la medieval, que perseguía los casos de herejía, como fueron los cátaros y los albigenses. Su primer inquisidor general fue fray Tomás de Torquemada, descendiente de judeoconversos, que eran los que más rabiosamente odiaban a los criptojudíos. En un principio se persiguió realmente a estos conversos, pero la autoridad del rey pesaba mucho y poco a poco se fue convirtiendo en una policía política. Con el paso de los siglos, los inquisidores generales fueron siendo personas con menor rango dentro de la iglesia. En ocasiones el confesor del rey ejercía a la vez de inquisidor general. Éste era siempre nombrado por el rey, lo que de alguna manera le obligaba a someterse ante el poder real. En principio, el tribunal sólo actuaba sobre los bautizados, no molestaba a judíos ni musulmanes, pero tras la expulsión de éstos y el bautizo forzado de los que decidieron quedarse, su autoridad se extendió a todos los residentes. Con la Reforma la cuestión se complicó, pues los mercaderes y marinos protestantes estaban bautizados y varios fueron apresados y condenados. Finalmente se firmaron acuerdos que les permitían venir a España siempre que no hicieran proselitismo ni menosprecio del culto católico. También tenía competencia sobre la brujería y la hechicería, aunque en este campo se produjeron muy pocas condenas. A estas competencias añadieron todas las que tuvieran que ver con las costumbres públicas.
    Obtenía sus medios económicos de la confiscación de los bienes de los condenados y de canonjías de las principales catedrales. De allí se pagaban los salarios de jueces y abogados de oficio, que no podían ser elegidos ni sustituidos por el acusado. Tampoco podía conocer la identidad de sus acusadores. Estas escandalosas carencias jurídicas se compensaban con la mejor calidad de sus cárceles, donde los acusados estaban en condiciones mucho mejores que las cárceles ordinarias. Pese a la mala fama que arrastra la Inquisición española, que en ocasiones parece ser la única que ha existido, sus métodos de tortura no eran tan brutales como los de las Inquisiciones del resto de Europa.
    La Inquisición tuvo varias épocas, siendo la primera la más brutal. Al menos las dos terceras partes de las condenas a muerte, que no eran ejecutadas por la Iglesia, sino que se entregaban al Estado para su ejecución, sucedieron durante el reinado de los Reyes Católicos. El inquisidor más sanguinario fue Diego Rodríguez Lucero, de Córdoba, aunque quien ha pasado a la historia popular es Torquemada, que tampoco fue una hermanita de la caridad. Tras el reinado de Carlos Quinto disminuyeron a las arbitrariedades del tribunal y la cantidad de procesos. En esa época se centraron sobre todo sobre los protestantes, siendo los autos de fe relatados en este libro los más importantes que se realizaron contra la Reforma. Tras la aniquilación de las primeras organizaciones protestantes se dedicó a la confección del Index Librorum Prohibitorum. Cuando en el siglo XVII estalló en Europa la locura de la caza de brujas, con miles de ejecuciones, hubo en España dos procesos contra brujas, uno en Navarra (Zugarramurdi) y otro en Logroño, y prácticamente ahí quedó todo. En total, veinte ejecuciones por brujería en trescientos años, menos que en el juicio de las brujas de Salem.
    A lo largo del siglo XVII y parte del siguiente se actuó contra los judaizantes de origen portugués que se estaban asentando en Castilla a raíz de la unión de los reinos de España y Portugal. En el siglo XVIII también estuvo luchando contra las ideas de la Ilustración, y ya en tiempos de Carlos III hubo un intento de eliminarla. José Bonaparte la suprimió en 1808 y las Cortes de Cádiz, en la parte no ocupada por Francia, en 1813. Fernando VII la reinstauró en 1814, pero sin tan apenas ningún poder verdadero. Seis años después se suprimió definitivamente.

Expresiones y vocabulario.
  • Denuesto: insulto.
  • Acezar: jadear.
  • Julepe: jarabe.
  • Cohete follón: el que no explota tras salir disparado.
  • Gocho: cerdo.
  • Filonio romano: medicamento compuesto de miel, opio y otros elementos calmantes y aromáticos.
  • Orate: loco.
  • Tabardete: tifus.
  • En conserva: referido a barcos, acompañados de escolta.
  • Pispás: palabra que indica que todo se hace rápidamente. La expresión más común es "acabar en un pispás".
  • Lancha: piedra grande y lisa, lápida.
  • Enteco: flaco, enfermizo.
  • Valimiento: delegación.
  • Correveidile: chismoso.
  • Arriate: pequeño espacio de tierra para sembrar plantas de adorno.
  • Cuadernillo: cada uno de los grupos de hojas dobladas por la mitad que se cosen para formar un libro.
  • Pugnaz: belicoso.
  • Espalda vencida: espalda inclinada.
  • Acrecer: aumentar.
  • Aplaciente: que agrada, que contenta.

Expresiones y vocabulario.
  • Yegua trabada, caballo trabado: bestia que tiene blancas ambas manos o una mano y un pie.
  • Escotoma: pérdida parcial de visión debida normalmenta a una lesión en la retina.
  • Tremor: temblor.
  • A borbollones: de forma eruptiva.
  • Pero cabe que: pero es posible que...
  • Cogitabundo: pensativo.
  • Atollado: atascado, atorado.
  • Compariente: compadre.
  • Atrabiliario: persona de mal genio.
  • Contrapasa: paso de las aves de vuelta a su lugar habitual.
  • Tolmo: peñasco.
  • Conchesta: nieve amontonada en un ventisquero.
  • Escorrentía: agua de lluvia fluyendo por un terreno.
  • Rodal: espacio que se distingue de su entorno. Por ejemplo, un claro en un bosque, o una zona con hierba fresca en medio de una llanura seca.
  • Sarrio: rebeco, especie de cabra silvestre.
  • Congosto: desfiladero.
  • Apersogado: animal atado a un poste o a otro animal para que no escape.

Expresiones y vocabulario.
  • Anuencia: conformidad.
  • Deje: tono característico de la voz, acento.
  • Moheda: monte alto con maleza.
  • Braña: prado.
  • Venero: manantial.
  • Belfo: labio de los animales.
  • Nava: tierra llana y sin árboles en medio de montañas.
  • Carrera: carretera (arcaísmo).
  • Jamelgo: caballo flaco.
  • Bridón: caballo que responde bien a la brida, o sea, al freno.
  • Trincar: trabar, atar.
  • Cangilón: cada uno de los recipientes que sirven a la noria para elevar el agua, en ocasiones son simples álabes curvados.
  • Noria: rueda que aprovecha la fuerza del agua para elevar ésta. (ver foto)
  • Arcabuco: monte de vegetación muy espesa.
  • Familiar de la Inquisición: agente de la "policía" de la Inquisición.
  • Buco: agujero, abertura.
  • Fámulo: criado.
  • Pujo: ansia, deseo fuerte.
  • Paca: paquete, bala de paja.
  • Morena: montón de mieses.
  • Linchamiento: resulta curioso que se le cuele este anacronismo a alguien que cuida tanto su castellano. Es una palabra que no existía hasta el siglo XIX y que posiblemente no se introdujo en España hasta el XX.

Expresiones y vocabulario.
  • Cija: celda, calabozo.
  • Ignorarse el uno al otro: en la edición del DRAE de 1992 todavía no aparecía esta acepción, sin embargo el autor la incluye en la obra.
  • Pitañoso: legañoso.
  • Pegujalero: labrador o ganadero con pocas posesiones en las que ejercer su profesión.
  • Levantar el gallo: alzar la voz, gritar, protestar.
  • Rimero: montón.
  • Holgarse: divertirse, alegrarse.
  • Garrote: procedimiento de ejecución que consiste en estrangular al condenado con una soga que rodea el cuello y que se va retorciendo con un palo. Más tarde se sustituyó la soga por un artilugio mecánico, el garrote vil.
  • Convicto: participio irregular de convencer, convencido.
  • Sambenito: ropaje que se ponía a los que se reconciliaban con el tribunal de la Inquisición.
  • Coroza: gorro cónico que se ponía a los condenados para humillarlos. En ocasiones se pintaba sobre ese gorro figuras alusivas a su delito.
  • Amortecimiento: desmayo, debilidad.

Expresiones y vocabulario.
  • Anjeo: Lienzo basto.
  • Hachón: Brasero alto donde se pone a quemar leña para iluminar.
  • Indócil: lo contrario de dócil.
  • Aticismo: elegancia.
  • Barbuquejo: cinta que tienen los sombreros o cascos para sujetarse a la barbilla.
  • Gurruño: cualquier cosa arrugada.
  • Condenado en efigie: cuando no se conseguía atrapar a un acusado, se le juzgaba en ausencia y si resultaba condenado se aplicaba el castigo a su efigie, aunque esto no le libraba de sufrir realmente el castigo si finalmente lo capturaban.
  • Rey de armas: caballero que hace las funciones de maestro de ceremonias, además de tener ciertas responsabilidades administrativas en la corte.
  • Dalmática: túnica blanca con mangas anchas y cortas.
  • Talanquera: valla.
  • Ardentía: ardor, calor intenso.
  • Sobrepelliz: vestidura blanca que usan los curas y que llega hasta la cintura.
  • Capa pluvial: capa que se ponen los dignatarios de la Iglesia, con un capillo, es decir, con una pequeña capa que cubre los hombros.
  • Mitra: gorro alto y con punta que se ponen los obispos.
  • Casulla: especie de poncho que se pone el cura para hacer la misa.
  • Capirote: capucha.
  • Lábil: débil.
  • Roano: caballo mezclado de blanco, gris y bayo, que es un color blanco amarillento.
  • Requebrar: piropear.
  • Tito: hueso de las frutas.
  • Rebocino: rebociño, toquilla.
  • Desalado: ansioso.
  • Basca: contracción del estómago cuando se va a vomitar.
  • Batuda: serie de saltos de un gimnasta.
  • Burrajo: estiércol seco usado para quemar.
  • Incendaja: lo que se pone para iniciar un fuego.

Expresiones y vocabulario.
  • Fuela: forma arcaica y con laísmo de "le fue".

 FICHA TÉCNICA
  • Autor: Miguel Delibes
  • Título: El hereje
  • Dimensiones: 15.0x23.0cm.
  • Nº de páginas: 504 págs.
  • Editorial: DESTINO
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788423336357
  • Año publicación/edición: (1998) (2004)



FUENTE: