martes, 6 de marzo de 2012

DE PUÑO Y LETRA - ¡CORRE, CORRE!

Hola amigos,

en esta ocasión nuestro querido amigo Enrique Luna nos remite un excelente relato tan breve como intenso, cuyo titulo "¡Corre, corre!" supone una verdadera promesa de lo que os vais a encontrar al leerlo. 

Vertiginoso caudal de emociones el que encierra esta pequeña joya que nuestro amigo "El castor" ha querido compartir con todos nosotros.

El relato, basado, o mejor dicho, tomando como punto de partida el artículo que lo precede, supone un estupendo paso adelante por parte del autor en el terreno del relato breve o "microrrelato".

Espero que lo disfrutéis tanto como yo, no dudéis en dejar vuestras impresiones a pie de página, en los "comentarios", seguro que al autor le encantará conocer vuestras opiniones!

Un abrazo.





DESDE MI DIQUE

SUCESOS | Niega su autoría
Identificado un cazador que mató y abandonó 9 perros
  • 12 de Enero, 2012 - Agentes de la Guardia Civil identificaron a un cazador y criador de galgos por ahorcar presuntamente a siete en Arapiles. Según informaron desde la Fundación Luna, cuatro de los animales fueron localizados por un voluntario el pasado martes, pero fue al día siguiente cuando dos miembros de la fundación, junto con los agentes del Seprona, localizaron a otros cinco cadáveres más.


Los animales llevaban bastante tiempo muertos, incluso uno de ellos se calcula que unos tres meses por el avanzado estado de descomposición en el que se encontraba. De los perros, ocho llevaban el microchip, de manera que se conocían sus nombres, y tan sólo uno de ellos había sido dado de baja, por una supuesta muerte accidental.
Los agentes de la Guardia Civil han logrado identificar al dueño, A. M. P., que es el mismo en siete de los casos, y al parecer es un criador que además se dedica a la caza con galgos y que participa en el Campeonato de España.

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¡CORRE, CORRE!


El juez da la señal y soy libre para correr y correr y correr.
-¡Corre, corre!-, me jalean desde la distancia.
A mi lado, mi compañero, mi competidor, mi enemigo, es casi tan veloz como yo, pero no igual. Algo nos diferencia.
Veo la presa en la distancia, entre la niebla que besa la yerma tierra, y me lanzo con brío en su persecución. Ella me intuye, no me ve ni me verá llegar. Sólo corre y corre. No la pierdo de vista ni por un instante, y estudio sus movimientos, sus giros, sus saltos, mientras acorto la distancia que nos separa. Ella sabe que se aproxima la muerte.
Siento el aliento de mi compañero a mi vera, pero se que no podrá conmigo, pues no corro solamente por correr, ni siquiera por la presa. No.
Yo corro porque nací para ello, y porque moriré si no atrapo esa maldita liebre.
Yo corro porque me obliga mi Tirano. A palos, con lluvia o nieve, con frío y bajo el ardiente sol.
Yo corro por la sangre vertida de mi madre cuando ella no pudo correr.
Yo corro porque soy hijo de Thor, campeón de campeones de la baja Meseta, y nieto de Rex, el rey de los galgos de una legendaria Andalucía.
Yo corro por mis tres hermanos, Fly, Zoom y el pequeño Pirata, que siempre llegaba tarde a mamar. Ellos que murieron por correr, ahorcados vivos por la mano asesina de mi Tirano. Asesinados, vejados, torturados por el ansia de la velocidad mal entendida.
Yo corro por mis seis amigos de distintas camadas que me enseñaron, entre juegos, a ser un perro, y que un día salieron al monte y sólo volvieron mi Tirano y su compadre, y mientras reían, comentaban que había que ahorrar cartuchos.
-¡Corre, corre!- siguen vociferando.
Ya huelo a la presa. Su miedo.
Salta.
Salto.
Quiebra.
Quiebro.
Su pelo roza mi trufa. Escucho sus latidos. Imagino su sangre…
¡No!
No quiero más sangre inocente. Ni muerte, ni sacrificio.
Le doy unos metros de ventaja a la liebre.
-¡Corre, corre!- le indico con un movimiento de hocico.
Me detengo cansado entre la densa niebla y el frío suelo, y espero a mi compañero de fatigas hasta que llega a mi lado, exhausto.
Observamos en el horizonte a los Tiranos como enloquecen.
Ante el destino de la tortura, preferimos la incertidumbre del mañana, y entre la niebla, huimos en dirección a las montañas cercanas.
¡Corre, corre!
                        Enrique Luna
                                                                    -EL CASTOR- 


2 comentarios:

  1. María García Albert6 de marzo de 2012, 19:16

    Escalofriante, quisiera poderte explicar la cantidad de emociones que me ha producido este magnifico relato y sobre todo porque, los que hemos tenido perro sabemos la gran intuición y ese algo especial que no se como llamarlo poseen. Me resulta muy difícil pensar que pueda haber manos asesinas. También da la coincidencia de que nuestro perro se llamaba Thor y a su hijo resultado de un cruce, le pusimos, Rex. Gracias Enrique por regalarnos este relato, que demuestra tu amor hacia los animales; pero yo también le veo un paralelismo a la actitud del ser humano ante la vida, perseguimos metas llevados por el consumismo, la ambición muchas veces desmesurada, que nos empuja a correr. ¿Seria mejor huir hacia las montañas (dejar de correr) para vivir y sentir lo que nos rodea?....

    Besos
    María

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  2. Mil gracias María por tu comentario. En mi modesta opinión, creo que, efectivamente, deberíamos huir para conseguir vivir. Siempre he pensado que la sociedad, tal y como está montada, anula al individuo. Siempre he sentido que la respuesta está en la huída, aunque aún no se muy bien ni cómo hacerlo, ni hacia dónde. Soy una contradicción en mi mismo. Aún no se si me frenan las dudas, o es el miedo lo que me impide ver el camino correcto. De lo que estoy casi seguro es que éste sendero por el que transito, no es la vida que deseo. Y en ese mar de incertidumbres, sigo navegando, aunque no se muy bien si llevo un rumbo marcado, o voy a la deriva...
    Menos mal que siempre me queda la escritura, a la que me aferro cuando azota la tormenta. Ella es mi tabla de salvación en mi naufragio.
    Un besote, y gracias por leer el relato. Me emociona que te emocionara.

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