Continuo intentando curar las quemaduras provocadas por la novela de Bradbury a fuerza de investigar sobre los temas mas significativos que trata "Fahrenheit 451", y buscando, buscando, hilando una cosa con otra, he encontrado esta interesantisima obra de Fernando Báez "Historia universal de la destrucción de los libros: de las tablillas sumerias a la querra de Irak"donde realiza un ensayo sobre la dolorosa historia de la destrucción de libros.
Espero que os parezca tan interesante como a mí.
Este libro es un minucioso y fascinante recorrido por la historia universal de la destrucción de los libros, pasto de la voracidad de los insectos, las inundaciones, las llamas, las guerras y sobre todo de la obsesión destructora de los fanáticos políticos y religiosos, y de la vigilancia dogmática de los censores.
Fernando Báez nos propone un sobrecogedor itinerario que nos lleva de la destrucción de las tablillas sumerias al reciente saqueo de las bibliotecas de Bagdad, pasando por la destrucción de la legendaria biblioteca de Alejandría, los grandes clásicos griegos desaparecidos, la obsesión destructora del emperador chino Shi Huandi, los papiros quemados de Herculano, los desmanes de los inquisidores, el incendio de la biblioteca de El Escorial, la suerte dispar de los libros gnósticos y astrológicos, la destrucción de libros durante la Guerra Civil española, la quema de libros por los nazis, la censura de autores como D. H. Lawrence, Joyce o Rushdie por motivos sexuales o religiosos.
[De la trasera del libro]
Fernando Baez es venezolano. Formó parte de distintas comisiones de investigación sobre los daños al patrimonio cultural de Irak. Obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Vintila Horia por su obra Historia de la antigua biblioteca de Alejandría. Considerado una autoridad mundial en el campo de la historia de las bibliotecas, visitó Irak en el año 2003, como miembro de las distintas comisiones que investigaban la destrucción de bibliotecas y museos en esa nación. Báez forma parte del Centro Internacional de Estudios Arabes y asesora a distintos gobiernos sobre la destrucción de bienes culturales. Por sus blasones envidiables, las conclusiones y reportes del escritor e investigador venezolano son al mismo tiempo dignos de fiar y desgraciadamente, se erigen como una guía de signos devastadores de los apocalipticos tiempos que se viven.
La monumental obra de Báez está escindida en tres grandes apartados que hablan de la destrucción de los libros desde el mundo antiguo hasta nuestros dÌas. Por razones de espacio y debido a lo candente y actual del tema, el investigador dedica el último capÌtulo de su monumental obra a realizar una crónica pormenorizada de los libros destruidos en Irak por la guerra que aún se libra en aquella agobiada región de nuestro planeta.
La monumental obra de Báez está escindida en tres grandes apartados que hablan de la destrucción de los libros desde el mundo antiguo hasta nuestros dÌas. Por razones de espacio y debido a lo candente y actual del tema, el investigador dedica el último capÌtulo de su monumental obra a realizar una crónica pormenorizada de los libros destruidos en Irak por la guerra que aún se libra en aquella agobiada región de nuestro planeta.
Los insectos, el fuego, el agua, el tiempo, han contribuido en una u otra medida a la destrucción de millones de libros a lo largo de la historia. Sin embargo, al buscar al mayor enemigo que han tenido los libros a lo largo de su historia, Fernando Báez no duda en señalar a los intelectuales.
"El 60 por ciento de los desastres bibliográficos han sido intencionales. No eran bárbaros, ignorantes o gente inculta los mayores quemadores de libros, sino intelectuales, que han estado detrás de las grandes dictaduras que queman libros. En el 213 a.C., el emperador chino Shi Huandi, asesorado por el filósofo Li Si, mandó quemar los libros del pasado y los autores fueron enviados a construir la muralla china".
Los ejemplos abundan. Cuenta Báez que en mayo de 1933 los nazis quemaron libros incitados por el filólogo Joseph Goebbels. Uno de los maestros que apoyó la medida, ejecutada por los mejores alumnos de las universidades, fue Martin Heidegger, una de la figuras principales de la filosofía contemporánea.
El autor venezolano, considerado una autoridad en la historia de las bibliotecas, dedicó 12 años de su vida a documentar la destrucción de documentos. El resultado es el tomo Historia universal de la destrucción de los libros. De las tablillas sumerias a la guerra de Irak , que publica Debate en su colección Arena Abierta.
De pequeño, Báez presenció la inundación de la biblioteca de su pueblo natal, San Félix de Guayana, en el oriente de Venezuela, la cual resguardaba ejemplares del primer periódico de su país: El correo del Orinoco . "En la destrucción de ese archivo queda marcada mi vida. Este libro no es otra cosa que la respuesta que he intentado darle a ese gran enigma, a ese gran dolor de la infancia. Fueron 14 borradores y 12 años de trabajo".
Báez trabaja en la actualidad en el Centro Mundial de Estudios Árabes, donde prepara una base de datos mundial del Patrimonio Cultural Destruido que será presentada a la ONU en diciembre del año entrante. En 2003 visitó Irak para presenciar la destrucción, "en nombre de la democracia", del patrimonio cultural de ese país.
A decir del investigador, Estados Unidos violó la carta de La Haya, de 1954, en la que se establece que en caso de conflicto deben respetarse los símbolos culturales de las naciones ocupadas, además de los protocolos de 1999 con relación al tráfico ilícito de arte.
"De alguna manera el régimen de George W. Bush actuó como los nazis. En un deseo de transculturización premeditó las acciones. No es un descuido la destrucción cultural de ese país. Esta es la subestimación que tiene Estados Unidos por el resto de las culturas del planeta".
En su calidad de representante del Centro Mundial de Estudios Árabes, Báez advierte a la administración Bush que la ocupación y la reconstrucción de Irak es ilegítima.
"El saqueo de abril de 2003 va a tener consecuencias penales los próximos años. No me extrañaría que el Josseph Goebbels de la administración Bush, Donald Rumsfeld, termine en los tribunales internacionales respondiendo por el delito de memoricidio contra todo un pueblo".
"El 60 por ciento de los desastres bibliográficos han sido intencionales. No eran bárbaros, ignorantes o gente inculta los mayores quemadores de libros, sino intelectuales, que han estado detrás de las grandes dictaduras que queman libros. En el 213 a.C., el emperador chino Shi Huandi, asesorado por el filósofo Li Si, mandó quemar los libros del pasado y los autores fueron enviados a construir la muralla china".
Los ejemplos abundan. Cuenta Báez que en mayo de 1933 los nazis quemaron libros incitados por el filólogo Joseph Goebbels. Uno de los maestros que apoyó la medida, ejecutada por los mejores alumnos de las universidades, fue Martin Heidegger, una de la figuras principales de la filosofía contemporánea.
El autor venezolano, considerado una autoridad en la historia de las bibliotecas, dedicó 12 años de su vida a documentar la destrucción de documentos. El resultado es el tomo Historia universal de la destrucción de los libros. De las tablillas sumerias a la guerra de Irak , que publica Debate en su colección Arena Abierta.
De pequeño, Báez presenció la inundación de la biblioteca de su pueblo natal, San Félix de Guayana, en el oriente de Venezuela, la cual resguardaba ejemplares del primer periódico de su país: El correo del Orinoco . "En la destrucción de ese archivo queda marcada mi vida. Este libro no es otra cosa que la respuesta que he intentado darle a ese gran enigma, a ese gran dolor de la infancia. Fueron 14 borradores y 12 años de trabajo".
Báez trabaja en la actualidad en el Centro Mundial de Estudios Árabes, donde prepara una base de datos mundial del Patrimonio Cultural Destruido que será presentada a la ONU en diciembre del año entrante. En 2003 visitó Irak para presenciar la destrucción, "en nombre de la democracia", del patrimonio cultural de ese país.
A decir del investigador, Estados Unidos violó la carta de La Haya, de 1954, en la que se establece que en caso de conflicto deben respetarse los símbolos culturales de las naciones ocupadas, además de los protocolos de 1999 con relación al tráfico ilícito de arte.
"De alguna manera el régimen de George W. Bush actuó como los nazis. En un deseo de transculturización premeditó las acciones. No es un descuido la destrucción cultural de ese país. Esta es la subestimación que tiene Estados Unidos por el resto de las culturas del planeta".
En su calidad de representante del Centro Mundial de Estudios Árabes, Báez advierte a la administración Bush que la ocupación y la reconstrucción de Irak es ilegítima.
"El saqueo de abril de 2003 va a tener consecuencias penales los próximos años. No me extrañaría que el Josseph Goebbels de la administración Bush, Donald Rumsfeld, termine en los tribunales internacionales respondiendo por el delito de memoricidio contra todo un pueblo".
- Biblioteca de Sarajevo - |
Recoge el autor testimonios vivos tanto de la destrucción de la Biblioteca Nacional de Irak como de la que tuvo lugar en 1992 en Sarajevo. Y las voces de bibliotecarios, estudiantes e historiadores que fueron testigos de esa devastación resultan conmovedoras a la hora de describir qué siente el alma de un hombre frente a la desaparición de su historia y su memoria.
"Yo quería llorar, gritar, pero me quedé arrodillado, con las manos en la cabeza. Vi una columna de humo y los papeles volando por todas partes. Toda mi vida tendré esta carga de recordar cómo quemaron la Biblioteca Nacional de Sarajevo." Es el testimonio de uno de los bibliotecarios de esa institución que vio "morir" entre las llamas un millón y medio de volúmenes, 155.000 obras raras y 478 manuscritos.
"Yo quería llorar, gritar, pero me quedé arrodillado, con las manos en la cabeza. Vi una columna de humo y los papeles volando por todas partes. Toda mi vida tendré esta carga de recordar cómo quemaron la Biblioteca Nacional de Sarajevo." Es el testimonio de uno de los bibliotecarios de esa institución que vio "morir" entre las llamas un millón y medio de volúmenes, 155.000 obras raras y 478 manuscritos.
¿Por qué el hombre destruye libros, por qué abate la memoria? Mucho se ha dicho pero las certezas son discretas. Se sabe que dicha actividad recibe el apelativo griego biblioclastia (o biblioclasmo) y se define, según el Piccolo Dizionario di Bibliofilia como un "odio, feroz aversión hacia los libros, acompañada de voluntad destructiva. Similar a la Bibliofobia". Por su parte, Umberto Eco, en su texto Desear, poseer y enloquecer distingue tres tipos de biblioclastia:
Existen tres formas de "biblioclastia"; es decir, de destrucción de los libros: la biblioclastia fundamentalista, la biblioclastia por incuria, y aquella por interés. El biblioclasta fundamentalista no odia los libros como objeto, teme por su contenido y no quiere que otros los lean. Además de un criminal, es un loco, por el fanatismo que lo anima. La historia registra pocos casos excepcionales de biblioclastia, como el incendio de la biblioteca de Alejandría o las hogueras nazis. La biblioclastia por incuria es la de tantas bibliotecas italianas, tan pobres y tan poco cuidadas, que a menudo se transforman en espacios de destrucción del libro, porque una manera de destruir los libros consiste en dejarlos morir y hacerlos desaparecer en lugares recónditos e inaccesibles. El biblioclasta por interés destruye los libros para venderlos por partes, pues así obtiene mayor provecho.
El mismo Fernando Báez trae a cuento el libro del psicoanalista Gérard Haddad Los biblioclastas (Ariel), en donde su autor fija una determinada tipología psicoanalítica de los destructores de libros. Aduce Haddad en boca de Báez:
Si se come un libro, es para recibir la aptitud que éste contiene como elemento de generación, para poder engendrar. Si se quema, por el contrario, es para negar su paternidad, rechazar la función de ser padre: El auto de fe actúa en forma velada y extrema el odio y el rechazo al Padre . El odio al libro, señala Haddad con enorme inteligencia, desemboca, no pocas veces, en el racismo, pues el racismo, más que el color de la piel, niega el libro de otra cultura, entendida como acto de generación de otro pueblo.
La palabra escrita, se sabe desde las épocas más remotas, es un arma mortífera, de aquí entonces que los libros se destruyan, se quemen, se archiven, se oculten y trate de borrase cualquier vestigio y lectura de éstos, lectura que sin duda contribuye a hacer libres a los hombres.
Báez recoge en su crónica dos exclamaciones que retratan perfectamente la posición antagónica de las partes en conflicto en Irak. Cuando concluyó el pillaje y no había literalmente nada que hacer, el Secretario de Defensa de Estados Unidos comentó que la gente libre es libre de cometer fechorias y eso no puede impedirse. El Director de la Biblioteca de Bagdad espetaría por su parte: No recuerdo semejante barbaridad desde los tiempos de los mongoles.
El poeta Heine, con voz profética, tenia razón cuando escribió que, donde se queman libros, acaban quemando hombres.
Báez recoge en su crónica dos exclamaciones que retratan perfectamente la posición antagónica de las partes en conflicto en Irak. Cuando concluyó el pillaje y no había literalmente nada que hacer, el Secretario de Defensa de Estados Unidos comentó que la gente libre es libre de cometer fechorias y eso no puede impedirse. El Director de la Biblioteca de Bagdad espetaría por su parte: No recuerdo semejante barbaridad desde los tiempos de los mongoles.
El poeta Heine, con voz profética, tenia razón cuando escribió que, donde se queman libros, acaban quemando hombres.
CITAS Y RECOMENDACIONES SOBRE LA OBRA
"Impresionante. El mejor libro escrito sobre este tema"
Noam Chomsky
"Hay que leer su libro porque da escalofrios"
Umberto Eco
"Una obra magistral y aterradora"
Alberto Manguel, El País
"El hombre es un lobo para el libro. Esa es la impresión que se tiene tras la lectura del concienzudo estudio que acaba de publicar el venezolano Fernando Báez".
Xavi Ayén, de La Vanguardia
"Libro saturado de datos, de saber y de interrogantes, Historia universal de la destrucción de los libros es un texto magnífico y claro, que nos deja con sed de más y con el terrible y pavoroso temblor que produce ver (constatar) la barbarie humana".
Luis Antonio de Villena, El Cultural, El Mundo
"Es una de las crónicas más completas sobre la violencia y el horror de un ser humano ocupado en borrar y abolir su memoria, tratándose de un macabro ejercicio purificador que se mece en el péndulo de la creación y la destrucción"
Pablo Gámez, Radio Holanda
"Es una obra monumental"
Francisco Solano, Educación y Bibliotecas
"El testimonio de Báez es el diagnóstico más preciso y riguroso que experto alguno haya producido, a partir de la reconstrucción y evaluación detallada de las acciones destructivas en Irak con consecuencias impredecibles al patrimonio cultural de la humanidad"
José Antonio Rivas Leone, El Nacional
El clásico de Fernando Báez de 2004 reaparece esta primavera con el título de
Nueva historia universal de la destrucción de libros: de las tablillas sumerias
a la era digital .
Viene con capítulos nuevos y una edición ampliada (esto no se si es bueno o malo¿?)
Nueva historia universal de la destrucción de libros: de las tablillas sumerias
a la era digital .
Viene con capítulos nuevos y una edición ampliada (esto no se si es bueno o malo¿?)
Ficha de la obra:
NUEVA HISTORIA UNIVERSAL DE LA DESTRUCCION DE LIBROS 23€
de BAEZ, FERNANDO
ED. DESTINO de BAEZ, FERNANDO
15.0x23.0 cm c
Nº páginas: 416 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788423344123
Nº Edición:1ª
Año de edición:2011
PD - Este articulo se lo dedico a mi querida amiga Ana por su paciencia, apoyo y entusiasmo.
"ya sabes que eres mi idolo" ;)
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