DESDE MI DIQUE.
De recuerdos y añoranzas, por Enrique Luna
Una promesa, es una promesa, y, a veces, se cumple.
Tras el Trabajo de Mari, al recomendarnos su libro "araña corazones", EL OLVIDO QUE SEREMOS, me propuse leerlo este verano. Lo cierto es que desde que leímos DESGRACIA de Coetze, me di cuenta que coincidimos en muchas opiniones y gustos, y no podía dejar pasar su recomendación, seguro de que me gustaría. No me equivoqué.
Una historia de amor que arranca lágrimas, desparrama sonrisas e inyecta sobredosis de ternura; Cuenta el autor que tardó 20 años en lograr poner sus pensamientos y sentimientos sobre su padre en orden antes de escribir el libro de la manera más parcial posible; Que se tuvo que tragar las arcadas que le provocaban los asesinos que cercenaron no una vida, sino la vida de una familia completa. Pasar página, aunque no sea completamente, antes de abrir el libro de una vida.
Todo ésto me hizo pensar.
Como soy el peor cronologista que hay sobre la faz de la tierra, no me acuerdo cuantos años hace que murió mi padre. Mi madre lo sabe perfectamente, pero nunca se lo pregunto. Deben ser unos once o doce años. Para mí, fue ayer mismo.
A diferencia del libro de Faciolince, no lo mataron. No a balazos, pero se fue igualmente, y ya nada fue lo mismo. Ni era perfecto, ni se aproximaba, pero el vacío es tan enorme...
Supongo, y es una opinión personal, que nunca, mientras siga recordando, será OLVIDO. Aunque su olor se perdió, y su imagen se empieza a distorsionar, sigue hablando en mi mente con palabras pretéritas que una vez fueron reales. Ahora, en turbias encrucijadas, lo veo tomar uno de los caminos, y le sigo, buscando el último abrazo que no llegó a darme.
Lo curioso es que lo pudieron matar a balazos más de una vez, pero no fue así. Quizás así sería más fácil odiar algo tangible.
Me quedan las palabras de Miguel Hernández:
"Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada."
No es tristeza lo que escribo hoy. Es recuerdo para vencer al olvido, es añoranza de amores que se fueron, es la rebelión muda ante lo que la frontera del tiempo no dejó que pasara.
Gracias Mari por el regalo que nos hiciste con tu recomendación.
Reseña "El olvido que seremos" de Hector Abad Faciolince, recomendado por María García.
Enrique Luna
Muy emotivo tu comentario, el cariño y la añoranza hacia tu padre te honra y creo que es el mejor reconocimiento que podemos hacerles a las personas que están ausentes, para que no queden en el OLVIDO. Me alegra muchísimo que te haya gustado y emocionado el libro, yo creo que el autor es el mejor homenaje que le ha hecho a su padre, pues gracias a la lectura de este libro, Héctor Abad Gómez, ha llegado a muchísima gente y hemos podido comprobar, la gran persona que fue y todo lo que hizo por la salud pública y los problemas rurales colombianos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María
Muy bien Enrique sigues demostrando que por los callejones de tu personalidad se esconde un poeta.Gracias por colaborar amigo!
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