miércoles, 4 de mayo de 2011

RELATOS DE LO INESPERADO





ESTUDIO ROALD DAHL   (1916-1990)

Escritor británico conocido especialmente como autor de narraciones infantiles y juveniles, pese a que su producción para adultos fue también de destacable calidad. Muchos de sus relatos se han convertido en películas de gran éxito internacional.

Roald Dahl nació el 13 de septiembre de 1916 en Llandaff, Glamorgan, País de Gales (Gran Bretaña), en el seno de una familia procedente de Noruega.
Su padre Harald, de origen noruego, murió cuando el futuro escritor sólo tenía tres años, era propietario de una provechosa empresa de suministros náuticos. Su madre, llamada Sofie Magdalene Hesselberg, se había convertido en la segunda esposa de Harald tras el fallecimiento de la primera, Marie, en el parto de su segundo hijo.
Esta desaparición dejó en apuros económicos a la familia, que hubo de trasladarse a una casa más pequeña. La madre prefirió seguir viviendo en Inglaterra antes que regresar a Noruega, cumpliendo con ello el deseo de su marido de educar a sus hijos en escuelas británicas.

Fue precisamente la estricta educación inglesa, que incluía fuertes castigos, una de las experiencias que mas profundamente marcaron el carácter del joven Roald, sirviendo de base en sus textos para el enfoque cruel del niño sobre el mundo adulto.
Hasta los 6 años, transcurre la vida de Roald en Llandaff con viajes a Noruega durante el verano donde están los
Dahl en 1925 con 9 años
orígenes de sus padres y por tanto su familia. Además los niños hablan perfectamente noruego y esas vacaciones veraniegas constituyen para Roald toda una experiencia festiva.

Su niñez es el tema de su libro, Boy (Historias de La Infancia), en el que insiste que dicho libro no es su autobiografía, sino unas historias ocurridas en su niñez que le inspiraron para escribir otros libros.
No brilló especialmente en sus estudios, aunque destacó en actividades deportivas como el boxeo.




DAHL EN LA II GUERRA MUNDIAL

Después de terminar el colegio, pasó tres semanas explorando Terranova con un grupo llamado Publico Schoolss Exploring Society. En julio de 1934 ingresó a trabajar en la empresa petrolífera Royal Dutch Shell. Tras dos años de entrenamiento en el Reino Unido, fue transferido a Dar-es-Salaam, Tanganica (actual Tanzania). Junto con los otros dos únicos empleados de Shell en todo el territorio, vivió lujosamente en la Shell House, en las afueras de Dar-es-Salaam, con un cocinero y ayudantes personales, suministrando combustible en Tanganica.
En noviembre de 1939 se unió a la Royal Air Force. Después de un viaje en auto de casi mil kilómetros desde Dar-es-Salaam hasta Nairobi, fue aceptado para el entrenamiento de vuelo junto con otros dieciséis hombres, trece de los cuales morirían en combate aéreo más tarde. Con siete horas y cuarenta minutos de experiencia en su De Havilland Tiger Moth, comenzó a volar solo y apreció la vida silvestre de Kenia durante sus vuelos. Continuó con el entrenamiento avanzado en Habbaniya (ochenta kilómetros al oeste de Baghdad), Irak. Tras seis meses volando Hawker Harts, fue nombrado oficial y asignado al escuadrón número 80 de la RAF, volando obsoletos Gloster Gladiator. Dahl se sorprendió al descubrir que no sería entrenado en combate aéreo ni en cómo volar los Gloster Gladiators.

El 19 de septiembre de 1940, Dahl volaría su Gladiator desde Abu Suweir, Egipto, hasta Amiriya para recargar combustible, y luego hasta Fouka, Libia, por una segunda carga. En el tramo final, no pudo encontrar la pista y, corto de combustible y con la noche cayendo, se vio forzado a intentar un aterrizaje en el desierto. Desafortunadamente, el tren de aterrizaje golpéo una roca y el avión se estrelló. Roald se fracturó el cráneo, se rompió la nariz y se cegó. Logró arrastrarse lejos del avión en llamas, y se desmayó. Más tarde, escribió acerca de su accidente en su primer trabajo publicado. En una investigación de la RAF acerca del suceso, se descubrió que la ubicación a la que se le había indicado volar era completamente incorrecta, habiendo sido enviado a una zona entre las fuerzas británicas e italianas.

Dahl fue rescatado y llevado a un puesto de primeros auxilios en Mersah Matruh, donde recuperó la consciencia (aunque no la vista), y fue trasladado en tren al hospital de la Royal Navy en Alejandría. Allí se enamoró de una enfermera, Mary Welland, quien fue la primera persona que vio al recuperar la vista, tras ocho semanas de ceguera. Los doctores dijeron que no había ninguna posibilidad de que volviese a volar, pero en febrero de 1941, cinco meses después de ingresar al hospital, fue dado de alta y pasado a tareas de vuelo. En esos momentos, el escuadrón número 80 se encontraba en Elevsis, cerca de Atenas, Grecia, combatiendo junto con la British Expeditionary Force contra las fuerzas del Eje, sin esperanzas de derrotarlos. Ahora en un Hawker Hurricane, en abril de 1941, Dahl atravesó el Mar Mediterráneo para finalmente unirse a su escuadrón en Grecia, seis meses después de convertirse en miembro.

Dahl tuvo su primera acción sobre Chalcis, donde Junkers Ju 88s se encontraban bombardeando barcos. Sólo con su Hurricane contra seis bombarderos, logró derribar uno. Escribió sobre todos estos incidentes en su libro autobiográfico “Volando solo”.

Más tarde prestó servicio en Siria, y luego trabajó en inteligencia. Terminó la guerra como Wing Commander (rango de cuarto grado).

Su primera recopilación de relatos (Over to You; 10 Stories of Flyers and Flying, 1946) evocaría los horrores vividos en la guerra. Recuperado de sus heridas, en 1942 fue destinado a Washington como experto en asuntos de aviación de guerra; hasta 1945 trabajó para la Seguridad británica en Estados Unidos. Fue allí donde empezó a hacerse famoso como escritor, al ponerse a narrar en periódicos y revistas su visión de la guerra.

La obra de Roald Dahl

Dahl con Hemmingway
Una vez instalado en Washington comenzó en serio su carrera como escritor, después de un encuentro con C. S. Forrester, el autor de “Captain Hornblower”. Forrester le pidió a Dahl que le contara su versión de la guerra, con la intención de hacer un relato ("pan comido") para una futura publicación. Dahl escogió plasmar sus experiencias sobre papel. Forrester quedó tan impresionado que inmediatamente buscó a un editor de revista para su publicación. Roald se quedó en los Estados Unidos, alcanzando renombre por sus historias cortas para revistas y periódicos.

Mediante el empleo de la ironía, el humor negro y/o macabro, y su ligereza narrativa, Roald Dahl logró el triunfo literario tanto por sus fábulas morales de carácter infantil y juvenil, como por sus obras enfocadas a un lector más adulto, significadas por finales sorprendentes y una orientación deliciosamente perversa, que no descuida, además de su visión sardónica de las relaciones humanas, temas involucrados con el mundo ecológico.

Aunque es recordado especialmente por sus narraciones para niños y jóvenes, Roald Dahl escribió numerosas obras para adultos de indudable interés y calidad, entre las que sobresale la obra que nos ocupa, Relatos de lo inesperado, una brillante colección de cuentos de intriga y humor negro. Muchos de estos relatos fueron originalmente escritos para revistas estadounidenses, tales como Ladies Home Journal, Harper's, Playboy y The New Yorker, y luego recogidos en antologías, ganando la aclamación mundial para el autor.
Dahl escribió más de sesenta cuentos y han aparecido en numerosas colecciones, algunas sólo publicadas en forma de libro después de su muerte.
Otras obras destacadas fueron “La venganza es mía”(1980), “Génesis y catástrofe”(1980), “Historias extraordinarias”(1977) y “El gran cambiazo” (1975). Sobresalió especialmente con historias mordaces e impactantes rayanas en la irrealidad y lo morboso o macabro en muchos casos; en ellas creó un clima amenazante, extraño, vinculado a la irracionalidad, combinando agudamente el humor negro con el suspense.

Mi tío Oswald (1979) es una de sus pocas novelas para adultos, se halla muy cercana a la ficción futurista y plantea un argumento ciertamente hilarante y original.
Este libro recoge una época particularmente desenfrenada de la vida del legendario tío Oswald, millonario, esteta, 'bon vivant' y un Don Juan infatigable, cuya vida amatoria deja en pañales a la del mismísimo Casanova. El tío Oswald es "el mayor fornicador de todos los tiempos", afirma su sobrino y transcriptor de sus Diarios.

Muy joven empieza a amasar su fabulosa fortuna: con polvo de escarabajo sudanés inventa unas píldoras de extraordinarias virtudes afrodisíacas, funda un banco de esperma y, en compañía de la excitante Yasmin, parte en busca de celebridades cuyo semen congelado será adquirido a precio de oro por acaudaladas clientas, ansiosas de tener retoños con pedigrí.

En este peculiar safari, las aventuras picarescas, a veces escabrosas, otras delirantes, se suceden a un ritmo trepidante. Yasmin, armada con las infalibles píldoras, seduce a Stravinsky, Renoir, Picasso, Nijinski, Joyce, Freud, Einstein, Conan Doyle, Proust y a una apreciable colección de testas coronadas. Impagable.------

Sin embargo, en sus historias para jóvenes fue uno de los pocos escritores ¿infantiles? que no trataba a los niños, sus máximos potenciales lectores, de manera convencional o excesivamente didáctica, didactismo que muchas veces esconde ideas conservadoras cuando no directamente retrógradas, algo completamente opuesto al enfoque, en ocasiones subversivo, del popular escritor.
Algunas de sus obras en el campo de la narrativa infantil y juvenil están consideradas entre las mejores de todos los tiempos. De hecho, sus relatos gustan tanto a los niños como a los mayores, ya que, en medio de sus historias protagonizadas por jóvenes, hay humor y crítica a la sociedad contemporánea. Junto a la magia y la fantasía, en sus libros aparece también la maldad y otros defectos del ser humano.
Con Walt Disney preparando "Los Gremlins"


Su primer libro para niños fue “Los Gremlins”, que trataba de unas pequeñas criaturas malvadas que formaban parte del folclore de la RAF, fue publicado en 1943; El libro había sido encargado por Walt Disney para una película que se tituló “Gremlins” como un dispositivo de promoción para un largometraje animado que nunca se hizo, pero que dejo una herencia imborrable en la cultura popular.

“Charlie y la fábrica de chocolate” (1964) fue la novela que le hizo famoso entre los jóvenes de todo el mundo; llegó incluso a ser elegida número uno en una encuesta realizada por el prestigioso diario Sunday Times para seleccionar las diez mejores obras infantiles. De este último, Elaine Moss escribió en The Times: "Es el libro para niños más divertido que he leído en años; no sólo divertido sino también  que conmueve al corazón joven.” El libro alcanzó gran éxito en todo el mundo. La edición china fue la mayor impresión bibliográfica nunca vista: ¡dos millones de ejemplares!
En “Charlie y el ascensor de cristal”(1978) continuó con el mismo personaje. Otros libros célebres son “James y el melocotón gigante” (1961), que cuenta la historia de un niño huérfano que vive con sus malvadas tías; “Las brujas”(1983), que narra el enfrentamiento de un niño y su abuela con la terrible Asociación de Brujas de Inglaterra; y “Los cretinos”(1980), que recoge historias de una pareja de viejos refunfuñones que odian a los niños.

Autor prolífico, la lista de obras memorables es extensísima: “Danny, el campeón del mundo” (1975), “El dedo mágico”(1966) o la ya citada “Matilda”(1982), la historia de una niña enamorada de los libros. Las novelas “Boy”(1984) y “Volando solo”(1986) se basaron en la vida del propio autor. Y todavía merecen destacarse los libros de poesía para niños “Cuentos en verso para niños perversos” (1982), “Qué asco de bichos” (1984) y Puchero de rimas (1989).
Además de las destacadas historias relatadas en “El superzorro” (1970), “La maravillosa medicina de Jorge”(1980), “El gran gigante bonachón”(1982), “El vicario que hablaba al revés”(1991), “Mi año”(1991), “Los Mimpis” (1991) y “Agu Trot”(1990).

CINE Y TV

En su primera etapa (1955-1962) trabajó con asiduidad en la escritura de guiones para series de televisión, entre ellas la célebre “Alfred Hitchcock presenta…”, también es autor del guión de una de las mas celebres películas de la saga James Bond “Solo se vive dos veces” (1967) y la película “Chitty Chitty Bang Bang” (1968). Curiosamente ambas eran adaptaciones del escritor Ian Fleming.


Roald Dahl fue también presentador de los programas Way out y Tales of the unexpected, serie televisiva donde se adaptaban las historias que componen la antología que nos ocupa este mes.



FILANTROPIA

La carrera de Roald pasó a un segundo plano cuando la familia sufrió varias tragedias.
Estuvo casado durante treinta años (desde 1953 hasta 1983), con la actriz estadounidense Patricia Neal. Tuvieron cinco hijos (incluyendo a la autora Tessa Dahl), uno de los cuales, Olivia Twenty Dahl, falleció de encefalitis por el virus de sarampión a la edad de siete años, en 1962 y, tres años después, su esposa Patricia Neal sufrió una peligrosa enfermedad que estuvo a punto de dejarla ciega e inválida. Para colmo de males, su hijo Theo sufrió un grave accidente de carretera que le causó daños en el cerebro, lo que derivo en hidrocefalia, cuando sólo tenía tres años. Dahl pasó muchos meses trabajando con la ayuda de dos amigos, un ingeniero y un neurocirujano en una válvula especial que servía para drenar líquidos de la cabeza de su hijo y permitía a éste vivir con normalidad, sin tener que permanecer conectado a una máquina.

La válvula Wade-Dahl-Till todavía se usa hoy en día y Theo tuvo una espectacular recuperación.

A pesar de estas desgracias, Dahl logró salir adelante y continuó escribiendo obras que le hacían cada vez más famoso en todo el mundo. Con “Matilda”, uno de sus últimos libros (convertido también en película de gran éxito), batió todos los records de ventas.

Roald Dahl murió a causa de una leucemia en en su casa, Gipsy House, en Great Missenden, Buckinghamshire, el 23 de noviembre de 1990. Tenía 74 años.

Desde la muerte del autorl, sus libros han mantenido su popularidad. El total de ventas en el Reino Unido ronda los 30 millones, con más de un millón de copias vendidas al año. Las ventas han aumentado particularmente en Estados Unidos, donde los libros de Dahl están alcanzando ahora el estatus de “bestsellers”,

A lo largo de su vida Roald Dahl donó parte de las ganancias que obtenía para los mas necesitados, por lo que tras su muerte, su viuda Liccy Dahl, estableció -The Roald Dahl Foundation-  para continuar con esta tradición. La Fundación ofrece becas en tres áreas básicas: alfabetización, neurología y hematología, apoyando o financiando proyectos que ayuden a la gente de forma práctica. La fundación esta también acercando la música clásica a los niños haciéndola divertida, a través de composiciones musicales basadas en la obra de Roald Dahl

Su hija Ophelia Dahl es directora y cofundadora (junto con el doctor Paul Farmer) de Partners in Health, una organización sin fines de lucro dedicada a proveer cuidados médicos a algunas de las más empobrecidas comunidades del mundo.

Se puede contactar con la Roald Dahl Foundation a través de su pagina web http://www.roalddahlcharity.org/ o pinchando aquí.

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 Espero que os guste y que, al menos, nos sirva como contexto para la próxima reunión.
Un abrazo, nos vemos muy pronto!




miércoles, 27 de abril de 2011

LA HISTORIA DE MONTAG


Nuestro querido amigo Enrique nos envía este articulo de la autora española Almudena Grandes publicado este fin de semana en el diario El País donde, muy oportunamente, con motivo del día del libro, analiza la maravillosa novela de Bradbury, además de algunas de la pautas que casi prefetizó el autor. 
Espero que os guste.

- LA HISTORIA DE MONTAG -
ALMUDENA GRANDES 
Publicado en EL PAIS
 24/04/2011

Montag era bombero y su oficio consistía en provocar incendios. No quemaba cualquier cosa, sólo libros y, excepcionalmente, como castigo ejemplar, las casas donde se escondían bibliotecas enteras. Las autoridades habían prohibido los libros en defensa del bien común. La literatura era muy perniciosa porque despertaba sentimientos en los ciudadanos a base de mentiras. La experiencia de seres inventados provocaba en las personas reales un sufrimiento auténtico, porque estimulaba su sentido crítico e inspiraba la tarea de cuestionarse su propia existencia. Los relatos de la insatisfacción producían insatisfacción, la memoria del dolor sembraba dolor, el anhelo de amor ponía de manifiesto la ausencia de amor, la fiebre del deseo incendiaba la conciencia de quienes nunca habían necesitado sentirlo. La literatura perturbaba la paz social y la felicidad individual, pero no era la única materia prohibida. La filosofía, aún más dañina, minaba los fundamentos de una armonía basada en un sistema de respuestas que no había necesitado de preguntas previas. La Historia, con todo, era lo peor, porque demostraba que el pasado había existido, y el pasado, con sus preguntas y sus respuestas, era el enemigo más feroz del armonioso presente donde los bomberos como Montag quemaban libros y detenían a los individuos antisociales que los conservaban aunque estuvieran prohibidos por la ley.

"Buscaba libros escondidos,
los encontraba, les aplicaba
el lanzallamas y los veía arder"
 
Montag era bombero y su oficio consistía en provocar incendios. Todos los días buscaba libros escondidos, los encontraba, los tocaba, los colocaba sobre una rejilla, les aplicaba el lanzallamas y los veía arder. Pero Montag sabía leer, y todos los días, después de buscar, encontrar, tocar libros, contemplaba los rostros de los delincuentes que se aferraban a ellos con desesperación, para afrontar su destino con un orgullo misterioso y desafiante. Hasta que un día, cuando ninguno de sus compañeros podía verle, salvó un libro de la quema, se lo metió en el uniforme, lo escondió en su casa y, por la noche, mientras su mujer dormía, se levantó para empezar a leer la vida de David Copperfield.
Había mucho dolor en aquel libro. Arbitrariedades, injusticia, soledad, desesperanza. Pero también había amistad, lealtad, cariño, amor. Montag fue descubriéndolo poco a poco, mientras leía por las noches.
Y nunca volvió a ser el mismo.
El funcionario ejemplar empezó a sentir el uniforme del que antes había estado tan orgulloso como una cárcel que apenas le consentía respirar. El orden a cuya defensa había destinado su juventud se le apareció como una insoportable tiranía. Aunque los cacheaba igual que sus compañeros, dejó de detener a las personas que llevaban libros escondidos en la ropa y empezó a sufrir en los incendios como si el papel que ardía fuera su propia piel. Se convirtió en un clandestino mientras aún formaba parte del sistema, y cuando ya no pudo seguir haciendo la guerra por su cuenta, huyó para seguir las vías del tren, hasta llegar al bosque donde vivían los hombres-libro, aquellos que habían quemado su libro favorito sólo después de aprenderlo de memoria, una biblioteca viviente dispuesta a perpetuarse por generaciones para conservar la memoria del conocimiento humano, hasta que llegara el momento en que pudieran dictarla para que los libros se imprimieran de nuevo.

Esta historia se titula Farenheit 451, como la temperatura a la que arde el papel y de la que toma su nombre el cuerpo de bomberos al que Montag perteneció antes de que David Copperfield le convirtiera en un hombre distinto. Ray Bradbury la escribió en 1953, y François Truffaut la adaptó al cine en 1966, para inscribir su nombre en la selectísima lista de los cineastas que han conseguido hacer una película cuyos méritos igualan -en mi opinión, incluso superan- la calidad de la novela de la que proviene. Es, en todo caso, una historia emocionante, tan conmovedora como un espejo capaz de reflejar con una admirable precisión lo mejor y lo peor de la condición humana.
En los últimos tiempos he pensado mucho en Montag. Los debates sobre las nuevas tecnologías, los anuncios apocalípticos sobre el fin de mi oficio, las profecías que pretender salvar la literatura convirtiéndola en un ejercicio domesticado, sometido a la caridad de las subvenciones, o la condenan como un fósil prescindible de otros tiempos, me han devuelto a la serena determinación de los hombres-libro, al heroísmo que su libertad, su voluntad seguirá labrando a la humana escala de su memoria mientras quede un solo lector, un solo espectador de su epopeya.
Por eso los traigo aquí, ahora que el sol empieza a calentar y las calles, las plazas de tantos pequeños pueblos y grandes ciudades de España se llenan de puestos, de carpas, de casetas abarrotadas de libros que esperan a que un lector los tome en sus manos.
Porque ustedes no tienen más que salir de casa y dar un paseo para conjurar, en nombre de toda la Humanidad, al demonio que atormenta el corazón de Montag.

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Podeís ver el articulo original publicado este fin de semana en la web de El País aquí

Quiero agradecer a mi amigo Enrique el envío del articulo, así como su constante implicación pero sobre todo su cariño y amistad.
Como siempre insisto, todos estos aportes no hacen sino enriquecer este espacio de encuentro virtual, lo hace mucho mas participativo y le otorga una vida que yo a solas soy incapaz de darle, por lo que vuelvo a animaros a todos a que nos enviéis cualquier tema que os parezca interesante, ya sea de cosecha propia como ajena, es decir - articulos publicados en prensa, reseñas literarias, criticas, recomendaciones, autores favoritos, etc....-      cualquier tema que deseéis compartir seguro que merecerá la pena.


Sobre la autora:
Almudena Grandes Hernández
(Madrid, 7 de mayo de 1960)

Tras estudiar Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid, comenzó a trabajar escribiendo textos para enciclopedias. También hizo algún papel en el cine (1982: A contratiempo, de Óscar Ladoire). Su primera novela publicada fue Las edades de Lulú (1989), obra erótica que ganó el XI Premio La Sonrisa Vertical y fue llevada al cine por Bigas Luna al año siguiente. La novela tuvo un gran éxito y ha sido traducida a más de 19 idiomas.

Su siguiente novela, Te llamaré Viernes (1991), ya apartada del género erótico, no tuvo gran repercusión. Sí la tuvo, en cambio, Malena es un nombre de tango (1994), que fue llevada al cine por Gerardo Herrero en 1996. Ese mismo año se publicó una recopilación de relatos titulada Modelos de mujer, algunos ya conocidos anteriormente por haber aparecido en alguna de sus frecuentes colaboraciones en la prensa. Uno de los relatos, El lenguaje de los balcones, inspirado en un poema de su marido Luis García Montero, sirvió de base para la película Aunque tú no lo sepas, que Juan Vicente Córdoba dirigió en 2000.

Atlas de geografía humana (1998), Los aires difíciles (2002) y Castillos de cartón (2004) continúan la obra novelística de la autora. Como sus obras anteriores, todas transcurren en la España del último cuarto del siglo XX o principios del XXI, mostrando con técnicas realistas e introspección psicológica la vida cotidiana de personajes de esta época.

En 2003 se publicaron una serie de artículos que habían aparecido en El País bajo el título de Mercado de Barceló y en 2005 continuó su obra breve con Estaciones de paso, un nuevo libro de relatos en el que se recogen cinco historias cortas.

En 2006 se estrena la película Los aires difíciles basada en su novela homónima, dirigida por Gerardo Herrero y protagonizada por José Luis García Pérez, Cuca Escribano y Roberto Enríquez.

El 1 de febrero de 2007 ofreció un acto para Foro Complutense en el que adelantaba la llegada de su nueva novela El corazón helado en el mismo mes. Se trata de un complejo relato en el que se plasma la vida de dos familias españolas desde la época de la posguerra civil española hasta nuestros días. En 2007 salió a la venta El corazón helado, su novela más ambiciosa hasta la fecha. La obra consta de un total de 919 páginas. En 2008 le concedieron el VII Premio de Novela Fundación José Manuel Lara y el premio del Gremio de Libreros de Madrid como mejor novela escrita en castellano por esta obra.

El 23 de marzo de 2007 se estrenó la película Atlas de geografía humana, basada en su novela. La película, que está protagonizada por Cuca Escribano, Montse Germán, María Bouzas y Rosa Vilas, ha sido dirigida por la amiga de la escritora, Azucena Rodríguez.

HISTORIA UNIVERSAL DE LA DESTRUCCION DE LIBROS


Continuo intentando curar las quemaduras provocadas por la novela de Bradbury a fuerza de investigar sobre los temas mas significativos que trata "Fahrenheit 451", y buscando, buscando, hilando una cosa con otra,  he encontrado esta interesantisima obra de Fernando Báez "Historia universal de la destrucción de los libros: de las tablillas sumerias a la querra de Irak"donde realiza un ensayo sobre la dolorosa historia de la destrucción de libros.
Espero que os parezca tan interesante como a mí.

 
Este libro es un minucioso y fascinante recorrido por la historia universal de la destrucción de los libros, pasto de la voracidad de los insectos, las inundaciones, las llamas, las guerras y sobre todo de la obsesión destructora de los fanáticos políticos y religiosos, y de la vigilancia dogmática de los censores.

Fernando Báez nos propone un sobrecogedor itinerario que nos lleva de la destrucción de las tablillas sumerias al reciente saqueo de las bibliotecas de Bagdad, pasando por la destrucción de la legendaria biblioteca de Alejandría, los grandes clásicos griegos desaparecidos, la obsesión destructora del emperador chino Shi Huandi, los papiros quemados de Herculano, los desmanes de los inquisidores, el incendio de la biblioteca de El Escorial, la suerte dispar de los libros gnósticos y astrológicos, la destrucción de libros durante la Guerra Civil española, la quema de libros por los nazis, la censura de autores como D. H. Lawrence, Joyce o Rushdie por motivos sexuales o religiosos.    
[De la trasera del libro]

 
Fernando Baez es venezolano. Formó parte de distintas comisiones de investigación sobre los daños al patrimonio cultural de Irak. Obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Vintila Horia por su obra Historia de la antigua biblioteca de Alejandría. Considerado una autoridad mundial en el campo de la historia de las bibliotecas, visitó Irak en el año 2003, como miembro de las distintas comisiones que investigaban la destrucción de bibliotecas y museos en esa nación. Báez forma parte del Centro Internacional de Estudios Arabes y asesora a distintos gobiernos sobre la destrucción de bienes culturales. Por sus blasones envidiables, las conclusiones y reportes del escritor e investigador venezolano son al mismo tiempo dignos de fiar y desgraciadamente, se erigen como una guía de signos devastadores de los apocalipticos tiempos que se viven.

La monumental obra de Báez está escindida en tres grandes apartados que hablan de la destrucción de los libros desde el mundo antiguo hasta nuestros dÌas. Por razones de espacio y debido a lo candente y actual del tema, el investigador dedica el último capÌtulo de su monumental obra a realizar una crónica pormenorizada de los libros destruidos en Irak por la guerra que aún se libra en aquella agobiada región de nuestro planeta.

Los insectos, el fuego, el agua, el tiempo, han contribuido en una u otra medida a la destrucción de millones de libros a lo largo de la historia. Sin embargo, al buscar al mayor enemigo que han tenido los libros a lo largo de su historia, Fernando Báez no duda en señalar a los intelectuales.

"El 60 por ciento de los desastres bibliográficos han sido intencionales. No eran bárbaros, ignorantes o gente inculta los mayores quemadores de libros, sino intelectuales, que han estado detrás de las grandes dictaduras que queman libros. En el 213 a.C., el emperador chino Shi Huandi, asesorado por el filósofo Li Si, mandó quemar los libros del pasado y los autores fueron enviados a construir la muralla china".

Los ejemplos abundan. Cuenta Báez que en mayo de 1933 los nazis quemaron libros incitados por el filólogo Joseph Goebbels. Uno de los maestros que apoyó la medida, ejecutada por los mejores alumnos de las universidades, fue Martin Heidegger, una de la figuras principales de la filosofía contemporánea.

El autor venezolano, considerado una autoridad en la historia de las bibliotecas, dedicó 12 años de su vida a documentar la destrucción de documentos. El resultado es el tomo Historia universal de la destrucción de los libros. De las tablillas sumerias a la guerra de Irak , que publica Debate en su colección Arena Abierta.

De pequeño, Báez presenció la inundación de la biblioteca de su pueblo natal, San Félix de Guayana, en el oriente de Venezuela, la cual resguardaba ejemplares del primer periódico de su país: El correo del Orinoco . "En la destrucción de ese archivo queda marcada mi vida. Este libro no es otra cosa que la respuesta que he intentado darle a ese gran enigma, a ese gran dolor de la infancia. Fueron 14 borradores y 12 años de trabajo".

Báez trabaja en la actualidad en el Centro Mundial de Estudios Árabes, donde prepara una base de datos mundial del Patrimonio Cultural Destruido que será presentada a la ONU en diciembre del año entrante. En 2003 visitó Irak para presenciar la destrucción, "en nombre de la democracia", del patrimonio cultural de ese país.




A decir del investigador, Estados Unidos violó la carta de La Haya, de 1954, en la que se establece que en caso de conflicto deben respetarse los símbolos culturales de las naciones ocupadas, además de los protocolos de 1999 con relación al tráfico ilícito de arte.

"De alguna manera el régimen de George W. Bush actuó como los nazis. En un deseo de transculturización premeditó las acciones. No es un descuido la destrucción cultural de ese país. Esta es la subestimación que tiene Estados Unidos por el resto de las culturas del planeta".

En su calidad de representante del Centro Mundial de Estudios Árabes, Báez advierte a la administración Bush que la ocupación y la reconstrucción de Irak es ilegítima.

"El saqueo de abril de 2003 va a tener consecuencias penales los próximos años. No me extrañaría que el Josseph Goebbels de la administración Bush, Donald Rumsfeld, termine en los tribunales internacionales respondiendo por el delito de memoricidio contra todo un pueblo".

- Biblioteca de Sarajevo -
Recoge el autor testimonios vivos tanto de la destrucción de la Biblioteca Nacional de Irak como de la que tuvo lugar en 1992 en Sarajevo. Y las voces de bibliotecarios, estudiantes e historiadores que fueron testigos de esa devastación resultan conmovedoras a la hora de describir qué siente el alma de un hombre frente a la desaparición de su historia y su memoria.

"Yo quería llorar, gritar, pero me quedé arrodillado, con las manos en la cabeza. Vi una columna de humo y los papeles volando por todas partes. Toda mi vida tendré esta carga de recordar cómo quemaron la Biblioteca Nacional de Sarajevo." Es el testimonio de uno de los bibliotecarios de esa institución que vio "morir" entre las llamas un millón y medio de volúmenes, 155.000 obras raras y 478 manuscritos.  

¿Por qué el hombre destruye libros, por qué abate la memoria? Mucho se ha dicho pero las certezas son discretas. Se sabe que dicha actividad recibe el apelativo griego biblioclastia (o biblioclasmo) y se define, según el Piccolo Dizionario di Bibliofilia como un "odio, feroz aversión hacia los libros, acompañada de voluntad destructiva. Similar a la Bibliofobia". Por su parte, Umberto Eco, en su texto Desear, poseer y enloquecer distingue tres tipos de biblioclastia:

Existen tres formas de "biblioclastia"; es decir, de destrucción de los libros: la biblioclastia fundamentalista, la biblioclastia por incuria, y aquella por interés. El biblioclasta fundamentalista no odia los libros como objeto, teme por su contenido y no quiere que otros los lean. Además de un criminal, es un loco, por el fanatismo que lo anima. La historia registra pocos casos excepcionales de biblioclastia, como el incendio de la biblioteca de Alejandría o las hogueras nazis. La biblioclastia por incuria es la de tantas bibliotecas italianas, tan pobres y tan poco cuidadas, que a menudo se transforman en espacios de destrucción del libro, porque una manera de destruir los libros consiste en dejarlos morir y hacerlos desaparecer en lugares recónditos e inaccesibles. El biblioclasta por interés destruye los libros para venderlos por partes, pues así obtiene mayor provecho.

El mismo Fernando Báez trae a cuento el libro del psicoanalista Gérard Haddad Los biblioclastas (Ariel), en donde su autor fija una determinada tipología psicoanalítica de los destructores de libros. Aduce Haddad en boca de Báez:

Si se come un libro, es para recibir la aptitud que éste contiene como elemento de generación, para poder engendrar. Si se quema, por el contrario, es para negar su paternidad, rechazar la función de ser padre: El auto de fe actúa en forma velada y extrema el odio y el rechazo al Padre . El odio al libro, señala Haddad con enorme inteligencia, desemboca, no pocas veces, en el racismo, pues el racismo, más que el color de la piel, niega el libro de otra cultura, entendida como acto de generación de otro pueblo.
 

La palabra escrita, se sabe desde las épocas más remotas, es un arma mortífera, de aquí entonces que los libros se destruyan, se quemen, se archiven, se oculten y trate de borrase cualquier vestigio y lectura de éstos, lectura que sin duda contribuye a hacer libres a los hombres.

Báez recoge en su crónica dos exclamaciones que retratan perfectamente la posición antagónica de las partes en conflicto en Irak. Cuando concluyó el pillaje y no había literalmente nada que hacer, el Secretario de Defensa de Estados Unidos comentó que la gente libre es libre de cometer fechorias y eso no puede impedirse. El Director de la Biblioteca de Bagdad espetaría por su parte: No recuerdo semejante barbaridad desde los tiempos de los mongoles.

El poeta Heine, con voz profética, tenia razón cuando escribió que, donde se queman libros, acaban quemando hombres.



CITAS Y RECOMENDACIONES SOBRE LA OBRA

"Impresionante. El mejor libro escrito sobre este tema"
Noam Chomsky

"Hay que leer su libro porque da escalofrios"
Umberto Eco

"Una obra magistral y aterradora"
Alberto Manguel, El País

"El hombre es un lobo para el libro. Esa es la impresión que se tiene tras la lectura del concienzudo estudio que acaba de publicar el venezolano Fernando Báez".
Xavi Ayén, de La Vanguardia


"Libro saturado de datos, de saber y de interrogantes, Historia universal de la destrucción de los libros es un texto magnífico y claro, que nos deja con sed de más y con el terrible y pavoroso temblor que produce ver (constatar) la barbarie humana".
Luis Antonio de Villena, El Cultural, El Mundo


"Es una de las crónicas más completas sobre la violencia y el horror de un ser humano ocupado en borrar y abolir su memoria, tratándose de un macabro ejercicio purificador que se mece en el péndulo de la creación y la destrucción"
Pablo Gámez, Radio Holanda

"Es una obra monumental"
Francisco Solano, Educación y Bibliotecas

"El testimonio de Báez es el diagnóstico más preciso y riguroso que experto alguno haya producido, a partir de la reconstrucción y evaluación detallada de las acciones destructivas en Irak con consecuencias impredecibles al patrimonio cultural de la humanidad"
José Antonio Rivas Leone, El Nacional
 


El clásico de Fernando Báez de 2004 reaparece esta primavera con el título de
Nueva historia universal de la destrucción de libros: de las tablillas sumerias
a la era digital

Viene con capítulos nuevos y una edición ampliada (esto no se si es bueno o malo¿?)

Ficha de la obra:

NUEVA HISTORIA UNIVERSAL DE LA DESTRUCCION DE LIBROS     23€
de BAEZ, FERNANDO
ED. DESTINO
15.0x23.0 cm        c
Nº páginas: 416 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788423344123
Nº Edición:1ª
Año de edición:2011 




PD - Este articulo se lo dedico a mi querida amiga Ana por su paciencia, apoyo y entusiasmo. 
"ya sabes que eres mi idolo"   ;)