miércoles, 13 de junio de 2012

DOSSIER “EL HEREJE” II. EL CALVINISMO O LA REFORMA RADICAL.



Juan Calvino (Noyon, 10 de julio de 1509 – Ginebra, 27 de mayo de 1564), bautizado con el nombre de Jean Cauvin, latinizado como Calvinus, fue un teólogo francés, considerado uno de los padres de la Reforma Protestante. Más tarde, las doctrinas fundamentales de posteriores reformadores se identificarían con él, llamando a estas doctrinas «calvinismo».
Las ideas de Lutero llegaron muy pronto a Suiza y aparecieron una serie de predicadores que criticaban la corrupción de la Iglesia Católica y defendían la creación de una "iglesia" distinta. Uno de los primeros fue Zwinglio. Aunque compartía muchas de las ideas de Lutero, Zwinglio quería dar una mayor libertad a su nueva "iglesia" cristiana y rechazaba el sometimiento de los cristianos a la nobleza como defendía Lutero. Al final el mismo Lutero criticó a Zwinglio y se alegró públicamente de su muerte cuando Zwinglio muere en un combate contra los suizos católicos.

Pero el principal foco de la Reforma Protestante en Suiza va a ser la ciudad de Ginebra, gracias a la actuación de Juan Calvino que con Lutero es la mayor figura de la Reforma Protestante.
Calvino en Ginebra en 1549
En Ginebra una serie de reformadores habían asaltado las iglesias y conventos expulsando a los sacerdotes católicos, pero estos reformadores no sabían cómo organizar la nueva "iglesia" que pretendían crear ni tampoco tenían claro qué nueva doctrina querían establecer, por lo que llamaron a una figura de prestigio dentro del campo protestante, que supiera cómo organizar la nueva iglesia y diera un contenido religioso claro, y llamaron a la ciudad a Juan Calvino.

Este era un francés que había estudiado teología en varias universidades, entre ellas la de París; aunque al principio acepta algunas de las ideas luteranas, muy pronto piensa que Lutero ha conservado demasiadas cosas de la Iglesia Católica que debían ser suprimidas. Calvino también opina que el hombre debe acceder a la fe por medio de la lectura de la Biblia, pero considera que se debían de eliminar todos los sacramentos de la Iglesia Católica, incluyendo los tres que había conservado Lutero. Para él todas las imágenes debían ser eliminadas de los templos religiosos.

Calvino también pensaba que no debían existir ni sacerdotes ni obispos y que los jefes religiosos debían ser pastores elegidos por la congregación; pero la teoría religiosa más importante que Calvino predicó como producto de su libre interpretación de la Biblia es la Predestinación: según esta teoría el hombre por sí mismo no puede hacer nada para alcanzar la salvación, ni por la fe ni por las obras, sino que antes de nacer Dios ya ha elegido a un hombre para la condenación o la salvación y el hombre no puede hacer nada para cambiar el designio divino. En la sociedad humana se puede distinguir a los hombres elegidos para su salvación en los que llevan una vida virtuosa y sin pecado y en los que tienen riquezas y éxito material en la vida, pues eso es signo de la protección de Dios.

Calvino empezó a exponer sus ideas en París, pero como Francia era católica tuvo que huir del Reino y refugiarse en el extranjero. Ya empezaba a ser conocido entre los protestantes europeos como un hombre firme y enérgico, un gran teólogo y un buen organizador que sabía dirigir a los hombres, y por esta razón fue llamado por los protestantes de Ginebra.
Calvino
Cuando Calvino llega a Ginebra, toma la decisión de que si quiere imponer una nueva "iglesia" que adopte sus puntos de vista religiosos tiene que controlar el gobierno de la ciudad; intenta dar órdenes al consejo municipal, que termina por expulsarle de Ginebra.

Sin embargo, la situación en Ginebra continuaba sin aclararse, las autoridades de la ciudad eran incapaces de organizar una "iglesia" nueva y Calvino seguía teniendo partidarios en la ciudad; estos partidarios convencen a las autoridades de Ginebra para que permitan el regreso de Calvino a Ginebra con la promesa de que no se entrometerá en el gobierno político de la ciudad. Y las autoridades autorizan el regreso de Calvino a Ginebra en 1541.

Calvino ha aprendido la lección y ha comprendido que no puede manifestar abiertamente su deseo de controlar políticamente la ciudad; sin embargo, no renuncia a hacerse con el poder de Ginebra, que para él era indispensable para fundar su nueva iglesia. Durante doce años Calvino va a llevar a cabo una paciente labor para ganarse partidarios en el gobierno de la ciudad, aumentar su influencia en Ginebra hasta que llegase el día en que el gobierno y todas sus instituciones estuvieran bajo su control. Cuando ya Calvino está a punto de controlar el gobierno se produce la ejecución en la hoguera del español Miguel Servet.

Miguel Servet
Miguel Servet era un humanista español típico de la época del Renacimiento, tenía curiosidad por todas las materias desde la ciencia a la medicina pasando por la filosofía y la religión. Como muchos hombres de su tiempo estaba descontento con la Iglesia Católica y rechazaba la doctrina católica milenaria. Servet desarrolló sus propias ideas religiosas y llegó a creer que Jesucristo no había sido hijo de Dios, que sólo tenía naturaleza humana y no divina; esto era adoptar una corriente de los primeros siglos del cristianismo, que la Iglesia Católica había condenado por herética en el siglo IV y que todos los protestantes rechazaban con escándalo. Servet fue a estudiar a las universidades francesas y también en la de París, donde conoció a Calvino. Allí Calvino comenzó a tener un profundo odio hacia aquel español al que consideraba un peligroso hereje.

A causa de sus opiniones, Servet tuvo que escapar de París, cambió de nombre y se instaló como médico en una localidad cerca de la frontera con Suiza; tuvo éxito como médico y llegó a adquirir una respetable situación económica y fue en esos años cuando descubrió la circulación de la sangre.

Pero Servet seguía con sus inquietudes religiosas y escribió “Christianismi Restitutio” un libro sobre sus doctrinas acerca de Jesucristo, que hizo imprimir clandestinamente en una imprenta secreta.

Años antes de que fuera impreso, Servet envió un ejemplar manuscrito de su “Christianismi Restitutio” a Calvino. A través de un testaferro, Calvino lo denuncia ante las autoridades de Viena del Delfinado. Procesado y encarcelado, Servet logra huir de la prisión el 7 de abril de 1553.

Durante más de cuatro meses Servet desaparece sin dejar rastro, hasta que, a mediados de agosto, lo encontramos en la ciudad de Ginebra, feudo de la teocracia instaurada por Juan Calvino. Por instigación de Calvino, Servet es detenido en Ginebra y, una vez más, es encarcelado en la prisión de Ginebra. Sin asistencia letrada de ninguna clase, Servet es acusado de herejía y procesado por los síndicos ginebrinos.

La Inquisición católica condena a Servet a la hoguera pero la noche antes de la ejecución sus amigos ayudan a Servet a escapar. Servet desconoce la influencia política que Calvino tiene en Ginebra y comete el tremendo error de intentar refugiarse en esa ciudad, creyendo que allí estaría seguro. En Ginebra, Calvino lo reconoce y consigue que las autoridades de la ciudad lo detengan como hereje. Calvino quiere que se juzgue a Servet y se le queme en la hoguera, pero todavía no controla del todo el gobierno de la ciudad y el juicio de Servet se va a convertir en un pulso entre Calvino y los gobernantes de la ciudad que se oponen a él, pero finalmente Calvino se impone y Servet es condenado a la muerte en la hoguera, un ejemplo claro de la "inquisición protestante", que perseguía y ejecutaba a los que consideraba "herejes".

El 26 de octubre de 1553, el Consejo de Ginebra dicta, a instancias de Calvino, una sentencia condenatoria. Según consta en la sentencia se condena a Servet, por negar el dogma de la Trinidad, cuestionando el carácter eterno de Jesucristo, y rechazar el bautismo de los párvulos. Miguel Servet es condenado a morir en la hoguera al día siguiente. Una vez condenado, los teólogos del entorno de Calvino intentarán convencer a Servet para que se retracte de sus doctrinas, pero Servet no reblará y se mantendrá firme hasta el final. Son precisamente sus últimos días los que elevan a este gran intelectual a la categoría de héroe y mártir por defender sus ideas

La muerte de Servet, alejó de Calvino a una serie de protestantes europeos que se habían refugiado en Ginebra. Estos protestantes también tenían sus propias ideas religiosas, sintieron sus vidas amenazadas y escaparon de la ciudad; el más famoso de estos refugiados fue Sebastián Castellion que desde el extranjero denunció a Calvino por la muerte de Servet defendiendo la tolerancia religiosa y el derecho del hombre a tener sus propias opiniones; Castellion es considerado el padre de la libertad de pensamiento en Europa.

Pero la muerte y el juicio de Servet le sirvieron a Calvino para hacerse definitivamente con el gobierno de la ciudad, los adversarios de Calvino fueron expulsados del gobierno municipal y algunos de ellos ejecutados. Ahora toda Ginebra obedecía las órdenes de Calvino.

Calvino quiso hacer de Ginebra la capital religiosa de un nuevo cristianismo y quiso obligar a sus habitantes a la fuerza a llevar una vida virtuosa y cristiana: se suprimieron todos los bailes, se prohibieron todas las canciones, se prohibieron todos los espectáculos y representaciones teatrales, se cerraron las tabernas y se prohibieron las bebidas y las borracheras, todos debían ser buenos cristianos a la fuerza.

John Knox
Toda Ginebra se convirtió en una ciudad calvinista dedicada sólo al trabajo y a la oración. Pero Calvino quería extender toda su comunidad cristiana por toda Europa y en Ginebra se fundaron escuelas calvinistas para todos los protestantes extranjeros que visitaban la ciudad; estos extranjeros debían regresar a sus países de origen y enseñar allí la doctrina calvinista. El más importante de estos extranjeros fue el escocés John Knox, que consiguió que toda Escocia se convirtiera al calvinismo; en Escocia los calvinistas recibieron el nombre de presbiterianos. Escocia fue el único país donde el calvinismo se convirtió en religión oficial, pero también llegó a ser mayoritario en Holanda y hubo importantes minorías calvinistas en Alemania, Inglaterra y en Francia; en Inglaterra los calvinistas recibieron el nombre de puritanos y en Francia se les dio el nombre de hugonotes.

STEFAN ZWEIG SOBRE LA REFORMA, HUMANISMO FRENTE A FANATISMO:

Stefan Zweig
En relación a este tema, existe un libro excepcional de nuestro admirado Stefan Zweig, escrito en 1936 y titulado “Castellio contra Calvino”. -Conciencia contra Violencia.- Donde relata con su exquisito estilo el enfrentamiento de Sebastian Castellio, un humanista defensor de la libertad, contra Juan Calvino, símbolo del fanatismo. Es subtitulado en algunas ediciones como “En torno a la hoguera de Servet”. La última edición en castellano es de Editorial El Acantilado, editado en 2002.

Stefan Zweig se encontró con este gran desconido en 1935 gracias a una carta de un cura calvinista de Ginebra, Jean Schorer, el cual le propuso escribir algo sobre Castellio. Zweig no lo dudó ni un momento: "Pocas veces una personalidad me había fascinado de tal manera y había despertado mi simpatía."

Cuando este libro se publicó en 1936, fue muy bien acogido por los representantes de la cultura alemana. Para muchos la obra fue un aliento contra la injusticia fascista. Aunque Zweig se esforzó por ser justo con la persona de Calvino, a pesar de rechazar su política, su libro se encontró con el escepticismo de los círculos religiosos tras la segunda guerra mundial.

RESEÑA:

Calvino
Tres son los personajes fundamentales de este libro. El primero es Juan Calvino. Zweig empieza relatando su vida, su acceso al poder en Ginebra, motivado por el hecho de haber escrito su famoso libro de la Institución Religiosa, un libro con el que culmina y cierra la reforma protestante iniciada años antes por Lutero. Nos refiere su primera caída, cuando los ginebrinos vislumbraron la intolerancia de ese hombre, y decidieron quitarle los poderes que le habían otorgado. Posteriormente, cuenta los motivos que le llevaron de nuevo al poder en esa misma ciudad; un poder y una posición de la que ya nunca se apartaría, a la que se aferraría con una violencia y con una mezquindad sólo comparable a la dureza de sus disposiciones y sus normas. Así, Stefan Zweig, con su estilo vivo, y de una manera detallada y precisa, describe la terrible tiranía que Calvino impuso en Ginebra. En las palabras del escritor se deja sentir un trasfondo de dolor e indignación.

Sebastian Castellio
Después presenta la figura de Sebastian Castellio, hablando de él, de su educación y de su llegada a Ginebra. De su primer, y leve, enfrentamiento con Calvino, que le valió el destierro, el alejamiento para siempre de la ciudad que Calvino había convertido en su propio y oscuro reino. Nos habla de la disparidad enorme de sus caracteres y de sus opiniones. En uno de sus discursos expone:

"Os pido por el amor de Cristo que respetéis mi libertad y renunciéis al fin a cubrirme con falsas acusaciones. Dejad que profese mi fe sin coaccionarme, tal y como se os permite a vosotros la vuestra y como espontáneamente la reconozco. De todos aquellos cuya doctrina se aparta de la vuestra, no supongáis que están en un error, y no les acuséis acto seguido de herejía... Aunque yo, como otros muchos devotos, interprete la Escritura de un modo distinto a como lo hacéis vosotros, profeso con todas mis fuerzas la fe dc Cristo. Seguramente uno de nosotros está equivocado, pero precisamente por eso amémonos el uno al otro. El Maestro revelará un día la verdad al que está equivocado. Lo único que sabemos con seguridad, tú y yo, o al menos deberíamos saber, es el compromiso de amor cristiano. Practiquémoslo y, al hacerlo, cerremos así la boca a todos nuestros adversarios. ¿Consideráis que vuestra interpretación es la correcta? Los demás piensan lo mismo de la suya. Que los más sabios se muestren, por tanto, como los más fraternales y que no permitan que su saber les vuelva arrogantes, pues Dios lo sabe todo y doblega a los orgullosos y ensalza a los humildes."

Miguel Servet
Y tercer lugar aparece la figura de Miguel Servet, la excusa que propició el enfrentamiento, un médico, y también, por una vocación muy fuerte, un teólogo que defendía una peculiar doctrina por la que quería reformar (o destruir) el concepto cristiano de la trinidad.

Siempre según el relato de Zweig, Miguel Servet escribió a Calvino contándole su teoría, y mandándole parte de su libro, con la esperanza de encontrar en él el apoyo de un hombre famoso y reconocido por su tiempo. Calvino se irritó con Servet, y con su texto y sus teorías, que por no ser suyas, las consideraba una herejía, teorías propias de un demonio. No se acordaba Calvino de que él mismo había expuesto en su libro teorías que destruían con virulencia otras teorías cristianas anteriores. Todo esto nos lo cuenta muy vivamente, con fuerza y riqueza tanto en la expresión, como en los detalles y las causas que movían los hechos. Miguel de Servet, bajo un nombre falso, Michel de Villeuneve, y costeándolo con sus propios recursos, publica su libro "Christiani Restituto". Creía Servet que el nombre falso lo protegería de los ataques de los religiosos, pero Calvino, valiéndose de un ginebrino, de manera falaz y traicionera, identifica a Servet como autor de ese libro. Y para demostrarlo cuenta con las cartas de Servet, y una copia de gran parte del propio libro antes de haber sido publicado. Lo condena así en todo el mundo, tanto en el cristiano como en el protestante, por su herejía, siendo el castigo para su 'delito' el mismo para todos: la hoguera.

Tiempo después es capturado por Calvino, y tras un juicio es condenado a la hoguera, donde muere entre terribles padecimientos.

Es entonces cuando Castellio estalla, y decide hacerle frente a Calvino. Para ello se dedica a escribir un libro en el que denuncia la falsedad de todo el proceso contra el teólogo español. El libro lo tituló: “Contra Libelum Calvini”. En ese texto aboga claramente por la libertad de pensamiento, y tiene el atrevimiento de llamar a la condena de Servet crimen, asesinato. Zweig cita algunos pasajes de ese libro, y repite varias veces la cita siguiente, como resumen y símbolo del mismo:

"Matar a un hombre no será nunca defender una doctrina, será siempre matar a un hombre."

Castellio pretendía publicar su libro en Holanda, el lugar donde mayores libertades de imprenta había. Pero los espías de Calvino informan de lo que pretende Castellio. El libro es una tremenda y veraz denuncia contra él, un arma que puede hacerle peligrar su puesto y su prestigio. De tal modo, que mueve sus hilos, utiliza sus influencias, y consigue que ese libro no salga a la luz. Sólo después de la muerte de ambos, la humanidad pudo conocer aquel lúcido y desgarrador grito a favor de la libertad que es ese texto.

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 Stefan Zweig
Castellio contra Calvino - Conciencia contra violencia –

Colección:
El Acantilado, 48
Traducción:
Berta Vias Mahou
ISBN:
978-84-95359-56-8
Nº de edición: 7ª
Encuadernación:
Rústica cosida
Formato: 13x21 cm
Páginas: 256
Precio: 19.00 €

Un par de artículos sobre el libro:


FUENTES:

4 comentarios:

  1. Como siempre, David, tu documentado trabajo ilustra el histórico libro que estamos leyendo.
    La historia la desvirtúa el tiempo y tenemos que hurgar en sus entrañas para situarnos en nuestros días y no ser manejados con hipocresías y falsas verdades. Sólo la inquietud por conocer la verdad, es la que lleva al hombre a ser libre; auténticamente libre y, para conseguirlo, sólo es necesaria una condición: no tener la mente contaminada con las ideas manipuladoras de unos y otros. Los débiles se valen de los fuertes en beneficio propio, y, para no caer en esa trampa, sólo hace falta una cosa: Ser un libre pensador.

    Un abrazo

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    1. Muchas gracias por tus palabras Manuel, como siempre muy acertadas, estoy totalmente de acuerdo.
      Es verdaderamente difícil lograr esa objetividad, disponer de juicio templado como para no caer en trampas ideológicas no es tarea sencilla, mas aún cuando hablamos de hechos históricos, pues los datos que nos llegan, inevitablemente, han pasado algún que otro "filtro".
      Lo que me pregunto es ¿como saber que hemos logrado esa libertad de pensamiento? en mi opinión, nunca lo logramos del todo, siempre existen influencias mas o menos importantes, es algo coyuntural en nuestra sociedad. Lo que sí parece claro es que la única manera de, al menos acercarse a conseguirlo, pasa por no dar nada por sentado y cuestionarnoslo todo una y otra vez, sin descanso ni concesiones, en esa lucha con uno mismo está la única posibilidad de lograr esa ansiada libertad.
      Un abrazo amigo.

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  2. David, la libertad de pensamiento está en la capacidad de rechazar todo aquello que turba nuestra armonía y nos hace dudar. Para conseguirlo, se necesita un espíritu crítico, base y principio de nuestra propia realidad.
    Sé que esto no es fácil, pero ahí están los libros de grandes autores y genios del pensamiento que leemos y que nos enseñan a madurar.
    Hay que aprender de ellos para dar paso a nuevas formas de pensar y así hasta llegar al final de…
    Bueno.
    El final nadie sabe donde está pero es un aliciente saber que existe un principio.
    ¿No crees?

    Un fuerte abrazo, amigo.

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    1. Pues si, y como decía Cavafis, en el camino está la diversión. Aunque claro, Cavafis lo decía mucho mejor!! ;)

      Por cierto, creo que no he llegado a publicar ese maravilloso poema "Itaca", habrá que solucionarlo!

      Nos vemos pronto.

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