martes, 28 de junio de 2011

BUKOWSKI - LA SENDA DEL PERDEDOR


"No escribo para salvar a la humanidad, escribo para salvarme a mi mismo".

Charles Bukowski vivió en el otro lado del sueño americano. El de los perdedores, los vagabundos, las prostitutas, los alcohólicos, la gente sin esperanza y la gente sin futuro. Un mundo en el que no hay lugar para lágrimas de niño llorón ni florituras. Un universo tan cruel como real. Convertido en "Santo Patrón de los escritores que beben o de los bebedores que escriben" Bukowski se ganó a pulso el título de último escritor maldito del siglo XX. Casi 15 años después de su muerte nadie ha podido ocupar este puesto en la literatura contemporánea. Él es la reencarnación de la escritura sucia, salvaje y hostil. En este caso, tanto la vida como la obra del autor están a la misma altura. Es decir, en la estratosfera.

"Veo hombres asesinados a mi alrededor todos los días. Paso por las habitaciones de los muertos, por las ciudades de los muertos: hombres sin ojos y sin voz; hombres con sentimientos manufacturados y reacciones estándar; hombres con cerebro de periódico, alma de televisión e ideales de escuela secundaria. ¿Cómo puedo preocuparme demasiado del asesinato de un solo hombre cuando todos los hombres y también todas las mujeres se ven arrancados de la cuna de pequeños y arrojados casi de inmediato a la trituradora?"

Bukowski representó en la literatura la vanguardia del denominado "realismo sucio", el otro lado del sueño americano tal como Tom Waits, por ejemplo, lo ha hecho en la música. Los tosidos quejumbrosos de Waits no difieren mucho del endiablado ritmo que Bukowski impuso a su máquina de escribir. Los temas tampoco. Bares de mala muerte, violencia, habitaciones destartaladas, trabajos de desecho, apuestas, alcohol y sexo en sumo grado. En sus páginas sólo hay lugar para declaraciones de este calibre:
"Siempre he admirado al malo, al forajido, al hijo de puta. No me gustan los buenos chicos de pelo corto, corbata y un buen empleo. Me gustan los hombres desesperados, los hombres con los dientes rotos y el cerebro roto... No me gustan las leyes, la moral, las religiones, las reglas. No me gusta dejarme moldear por la sociedad".
Con Bukowski no existe término medio. O estás con él… o contra él. En su contra, por ejemplo, tuvo a muchas organizaciones feministas. Cierto es que la mujer como tal no quedó muy bien parada en su obra pero, a decir verdad, los varones y el resto de los seres vivos que habitan este loco mundo tampoco. Bukowski tenía respuesta para todo.
"Se puede escribir lo que uno quiera del hombre blanco norteamericano y nunca protesta nadie. Pero si se escribe algo desagradable sobre cualquier otra raza o clase o sexo, los críticos y el público se ponen furiosos... mientras que al hombre blanco norteamericano le importa un carajo lo que se diga sobre él porque domina el mundo, de momento, al menos".
Su famoso alter-ego Hank Chinaski es una figura mitificada en las grandes ciudades del mundo. Los medios de comunicación optaron durante muchos años por ignorarle. En el esquema prefabricado de escritor-intelectual-sensible Bukowski no pudo encajar nunca, claro está. La mezcla de vagabundo, marginado, alcohólico y obseso sexual reflejado en Henry Chinaski formó un cóctel explosivo. Hasta los cuarenta y nueve años no se dedicó de lleno a la literatura. A sus espaldas toda una vida que contar.
"He sido maltratado, vejado y encarcelado. He pasado por todo en mi vida y tengo detrás una larga lista de ex mujeres y ex trabajos".






LA OTRA AMERICA

Charles Bukowski nació un 16 de agosto de 1920 en Andernach, Alemania. Hijo de Henry, soldado norteamericano destinado en este país, y Katharina, una joven alemana. A los dos años, la familia se trasladó a Los Angeles, EE.UU., donde crecería el pequeño Chinaski. Las ideas de orden y disciplina del padre aplicadas a golpe de cinturón y uno de los peores casos de acné nunca antes recogido en la historia médica hicieron de Bukowski un tipo solitario y arisco. A eso de los quince años comenzó a beber para no dejarlo jamás. Bebía para olvidar y que le olvidaran. El resto del mundo podía hacerlo o no. Ese no era su problema

El alcohol engrasó su máquina de escribir. "Necesito beber para escribir, escribir para beber. Mi estado de lucidez lo consigo bajo el alcohol" dijo. Bajo los efectos etílicos Bukowski desarrolló un estilo propio, directo, explosivo, sin concesiones. De este tipo:
"No funcionaba. Salió de la ducha y vomitó en el retrete. Luego volvió a la ducha. Aquel era el problema de ser escritor, ese era el principal problema: tiempo libre, demasiado tiempo libre. Tenías que andar esperando a que se acumulara el material para escribir y mientras esperabas te volvías loco y como te volvías loco bebías, y cuanto más bebías más loco te ponías. La vida del escritor no tenía nada de glorioso, ni la del bebedor".
La Biblioteca Pública de Los Angeles fue una válvula de escape en su juventud. Entre cientos de libros encontró uno que le cambió la vida: "Pregúntale al polvo" de un desconocido John Fante.
"Siempre lo digo en las entrevistas, sí. Lo leí cuando tenía unos dieciocho años y me dije: Este sí que sabe escribir".
En la escuela Bukowski no destacó nunca en nada. Para sus profesores era un alumno mediocre que hacía lo justo para aprobar. En 1941 abandonó los estudios y tras varias peleas, también finalizó la convivencia familiar. Bukowski recogió sus primeros relatos, algo de ropa y se lanzó a la calle. Chinaski estaba naciendo.
"Ahí sentado, bebiendo, consideré la idea del suicidio, pero sentí un extraño cariño por mi cuerpo, por mi vida. A pesar de sus cicatrices y marcas me pertenecían. Me miraría en el espejo del armario y sonriendo burlonamente diría: si te vas a ir de esta vida, puedes llevarte a ocho, diez o veinte contigo".
AMOR Y ODIO EN  L.A.

En la calle le esperaba la dura realidad cotidiana. Los japoneses bombardeaban Pearl Harbour y poco después EE.UU. entraba en la Segunda Guerra Mundial. Pero Bukowski no estaba por la labor. Una visita a la dependencia psiquiátrica del ejército bastó para que le declarasen incapacitado.
"En mi caso no tenía ninguna gana de ir a la guerra para salvar mi modo actual de vida o el posible futuro que me esperaba. Yo no tenía Libertad. Yo no tenía nada".
Durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta, Bukowski vivió las aventuras que más tarde harían de Chinaski una auténtica leyenda. La vida en el lado sucio, hostil, salvaje. La vida como mera supervivencia. Trabajar para pagar una habitación, beber y, cuando se terciara, acostarse con una mujer. La vida llevada al presente más inmediato. De Los Angeles a Nueva Orleáns pasando por Nueva York, Miami y de nuevo Los Angeles, ciudad de la que ya no se movería y de la que se convertiría en despiadado cronista.

La lista de trabajos imposibles es interminable, casi siempre como mozo de almacén o personal no cualificado… hasta terminar de cartero, profesión que desempeñó durante doce largos años. Bebida, mujeres, resacas, apuestas en el hipódromo, mala vida y escritura, mucha escritura. Pura y dura filosofía. Bukowski desparrama su vida a través de una máquina de escribir.
"Es bastante fácil parecer moderno cuando en realidad se es el mayor idiota que jamás haya existido. Ya lo sé: yo he sacado algunos poemas horribles pero no tan horribles como los que he leído en las revistas; poseo una honestidad fruto de las putas y los hospitales que no me permite fingir algo que no soy".
Con cuarenta y nueve años cumplidos Bukowski se lanza al vacío. Deja el trabajo de cartero y se dedica en exclusiva a escribir. Habitaciones solitarias, boxeo, bares oscuros, hampa y mucho sexo. Todo el que podía.


LEYENDA VIVA

La década de los sesenta, la de los hippies, Vietnam y la convulsión social, fue espléndida para Bukowski. En 1966 conoce a su futuro editor, John Martín que funda una pequeña editorial, Black Sparrow, con el objetivo básico de publicar su obra. También colabora para Open City, periódico underground de Los Ángeles, con una pequeña columna titulada "Escritos de un viejo indecente". Más tarde estos locos relatos acabarían convertidos en libro bajo el mismo nombre. En Cartero, su primera novela, aparece la figura del mítico Chinaski. Y con "La Máquina de Follar" Bukowski se convierte en alguien conocido. Curiosamente más en Europa, que en los propios Estados Unidos. Se trata de un escritor de vida turbulenta al que le llega cierto reconocimiento.

"¿Ha habido alguna vez algún instante de justicia para los pobres? Toda esa mierda sobre la democracia y las oportunidades con las que los alimentaban eran sólo para evitar que quemaran los palacios. Claro, de vez en cuando había un tipo que salía del vertedero y lo conseguía. Pero por cada uno que lo conseguía había cientos de miles enterrados en los barrios bajos o en la cárcel, o en el manicomio o suicidados o drogados o borrachos. Y muchos más trabajando por un sueldo de miseria, desperdiciando sus vidas por la mera subsistencia. La esclavitud no ha sido abolida, solamente se ha expandido para incluir a nueve décimas partes de la población. En todas partes. Santa Mierda".
Bukowski se levanta, vomita y se pregunta si habrá dormido solo o acompañado. Le llaman el poeta maldito, el escritor borracho. La gente acude a escucharle en unos extraños readings poéticos repletos de alcohol y alborotos diversos. Es una leyenda viva. Bukowski lo sabe y se aprovecha. Sus víctimas muchachitas y estudiantes veinte o treinta años más jóvenes que él.
"Finalmente estaba trabajando para mí. Me estaba jodiendo a todas las mujeres y chicas que había mirado con anhelo en las aceras de Los Angeles en 1937 el último año de la depresión... Había tenido que esperar tiempo para que llegara mi turno".
En 1978, invitado por sus editores europeos, Bukowski emprende una salvaje gira por el viejo continente que le llevará a Francia y Alemania. Escándalos, alcohol y excesos le acompañarán durante todo el recorrido. En Alemania, Bukowski obsequia a sus fieles seguidores con unos estupendos recitales de poesía. De vuelta a los Estados Unidos la locura continúa.

BAILANDO CON LA MUERTE


Alguno de sus textos llega al cine. En 1972 el director italiano Marco Ferreri dirige un film basado en cuatro relatos de Bukowski, "Ordinaria Locura". El belga Dominique Deruddere rodó tres de sus relatos con el título de "Amor loco". Pero la más famosa fue sin duda alguna "Barfly, El borracho". Esta vez el guión corrió a cuenta del propio Bukowski y la película fue dirigida por Barbet Schroedder con unos estupendos Mickey Rourke y Faye Dunaway como protagonistas. La película está ambientada en la tormentosa etapa en la que convivió con Jane Cooney, quizá la mujer que más influyó en su vida.

Bukowski sólo pudo permitirse buenos vinos al final, en la década de los ochenta. Para entonces ya cruzaba los sesenta. Se compró una casa en Hollywood y un potente BMW rojo. Para celebrar su buena racha se casó con Linda Lee, con la que compartió el resto de su vida y de la que habla en su novela "Mujeres" (Sara), la mujer de la que se enamoró perdidamente. Anteriormente un matrimonio fallido y una hija, Marina, para apuntar en la lista. Entre medias numerosas experiencias con prostitutas, mujeres desesperadas y jovencitas universitarias excesivamente curiosas. La vida se convierte en algo más apacible y Bukowski se da cuenta del peligro que corre.
"Escribir te empuja a espacios aéreos, te convierte en un extraño. No es raro que Hemingway se volara los sesos por encima del zumo de naranja... Los únicos que continuaban eran los que escribían best-sellers y esos ya estaban muertos".
Llegan los noventa. De vez en cuando ofrece algún que otro reading de poesía en diversas universidades. Nada que ver con esas salvajes lecturas en locales inmundos años atrás. Lecturas en las que el público asistía no sólo a escuchar al poeta sino a contemplar al escritor maldito, al personaje desgarrado.



Sin embargo su máquina nunca perdió brillo. "Pulp" e "Hijos de Satanás" son buena muestra de ello. Encontramos al Bukowski más relajado de toda su vida pero para nada al menos intenso. En "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco", publicado tras su muerte, aparece el Bukowski más filosófico y pausado.
"Yo solía reírme más, solía hacer más de todo, excepto escribir. Ahora escribo y escribo y escribo y escribo, cuanto más viejo soy más escribo, bailando con la muerte".
La comodidad, el yacuzzi, la piscina, los sistemas de seguridad en casa. Bukowski cuelga la vieja máquina de escribir y se apunta sin reservas al ordenador. Pero su escritura continúa siendo la misma.
"Cuando escribo vuelo, enciendo fuegos. Cuando escribo saco a la muerte de mi bolsillo izquierdo, la lanzo contra la pared y la agarro cuando rebota".
CUESTION DE SUERTE

Flash-back.... En 1954 Bukowski ingresaba con 34 años en el departamento para pobres sin recursos del hospital Los Angeles County a causa de una terrible hemorragia interna provocada por el alcohol. Su estado parecía terminal y los médicos creyeron no poder hacer nada por salvar su vida. Además era un tipo sin seguro médico. Las cosas pintaban mal. Así que le dejaron tumbado en una camilla esperando el desenlace. Muchas veces la diferencia entre la vida y la muerte radica únicamente en tener suerte en el momento preciso y Bukowski la tuvo. Ni él mismo conseguiría explicar más tarde cómo diablos hizo para dejar de sangrar y salir a los pocos días del hospital desafiando todos los supuestos lógicos. Hizo caso omiso al ultimátum del médico que le aseguraba una defunción inminente si no dejaba de beber y continuó con su locura ordinaria. Cuarenta años después, Charles Bukowski fallecía en un lujoso hospital de Los Angeles. Fue un miércoles 9 de marzo de 1994. Tenía 73 años. Quizá su leyenda hubiese exigido un fin más acorde con lo que había sido su vida, una muerte violenta. Quizás en su leyenda haya muchas exageraciones, como en todas las demás. Pero también es posible que esta fuera su última broma. Morir en paz acompañado por Linda Lee, la mujer que logró hacerle cambiar el whisky barato por el buen vino.

Sí, no cabe duda que muchas veces la diferencia entre el éxito y el anonimato radica en tener suerte en el momento preciso. Y Bukowski la tuvo. No murió como un pobre desgraciado cuando todos hubiesen apostado a que lo haría y contra todo pronóstico, guste o no, el viejo borracho indecente se ha convertido hoy en día en uno de los escritores norteamericanos más leído en el mundo entero. El mismo Bukowski ya se temía algo parecido.
"Pero lo peor de todo es que algún tiempo después de mi muerte se me va a descubrir de verdad. Todos los que me tenía miedo o me odiaban cuando estaba vivo abrazarán de repente mi memoria. Mis palabras estarán en todas partes. Se crearán clubs y sociedades. Será como para ponerse enfermo".
EPILOGO 

Entrar en contacto con la obra de Bukowski es escurrirse en la vida de un alcohólico de tiempo completo, un escritor que trata su miseria con mucho humor, pero también con mucha sensibilidad.
De todas formas, algunos críticos intentan relacionarlo con diversos autores, bien sea por su “malditismo” (con Arthur Rimbaud, Paul Berlaine y Charles Baudelaire), bien por sus obsesiones sexuales (con Walt Whitman), bien por ambas cosas (con William Carlos Wulliams y Henri Miller), bien por su “modus vivendi” (con Allen Ginsberg, Jakc Kerouac, Neal Cassidy, William S. Barrough, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, Philip Lamantia y Michael McClure), bien por su realismo “sucio” (con Paul Bowles y Ken Kesei), o bien por propia confesión de Bukowsky (con Celine y Heminway).
Vale la pena conocer la obra del hombre que fue mencionado como " el mayor poeta americano", por Jean-Paul Sartre, ni mas ni menos.

Bibliografía básica de Charles Bukowski.
Novela:
1. Cartero.
2. Factotum.
3. Mujeres.
4. La senda del perdedor.
5. Hollywood.
6. Pulp.


Libros de relatos cortos:
1. Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones.
2. La Máquina de Follar (En EE.UU. los dos anteriores aparecieron en un mismo volumen).
3. Escritos de un viejo indecente.
4. Se busca una mujer.
5. Música de cañerías.
6. Hijos de Satanás.

Poesía:
En castellano apenas hay nada publicado. Ésta es una selección en el idioma original:
1. The days run away like wild horses over the hills (1969).
2. Mocking-bird wish me luck (1972).
3. Burning in water, drowning in flame: selected poems 1955 - 1973 (1974).
4. Love is a dog from hell (1977).
5. The last night of Earth poems (1992).

En esta web podeis encontrar gran parte de la obra poetica traducida (algunas mejor que otras!) pero en definitiva sirve paraacercarse a esta faceta del autor :
http://solobukowski.blogspot.com/p/poemas.html

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