A Mario
Una charla rubia, y fría, con mimo,
La sonrisa, y lejos, una invitación,
Un libro que te haga perder la razón,
Frutas de opinión sangran en racimo.
Abriste las puertas, cuajaste cimientos,
Reuniste los sueños, menuda ironía
Para un colchonero, que abre cada día
El dulce grifo de sus sentimientos.
Eres Capitán de una nao varada
Que no nos permite el llegar a viejos,
Que nos empuja con una balada.
Y si Ítaca nos quedara lejos,
No sufras tú, noble camarada,
¡Precioso poema!, el que dedicas a nuestro querido capitán, que junto con Lara, son los perfectos anfitriones, que han hecho realidad este sueño.
ResponderEliminarMaría
Amigos, hay que perder el miedo y lanzarse al ruedo. Sé que en vuestro espíritu bullen ideas que no os atrevéis a expresar, todas llenas de arte e ingenio.
ResponderEliminar¡Adelante!
Sigamos los pasos de nuestro querido Enrique, que se está revelando como un gran poeta.
Te felicito, Enrique. La poesía no es cosa fácil y tú lo haces muy bien. Sigue esta difícil singladura hasta llegar a buen puerto.
Manuel
¡Que alto has dejado el listón!
ResponderEliminarEnrique de mi corazón...
Ya no se seguir, pero por algo se empieza.
Enrique, impresionante. Voy a publicarlos todos en nuestro facebook y ademas los estoy imprimiendo para colocarlos debajo de los cristales de las mesas de Serendipity.
Gracias; Lara